jueves, 31 de julio de 2008

POSTMODERNISMO

¿QUÉ ES EL POSTMODERNISMO?
En uno de sus diálogos, Platón citó al pensador Protágoras diciendo que cualquier cosa "es para mí lo que a mí me parece, y para ti lo que a ti te parece"1. Esto suena muy contemporáneo. Escuchamos lemas que declaran "eso es verdad para ti, pero no para mí" o "esa es sólo tu perspectiva". Estas frases reflejan el modo de sentir post modernista que continúa afectando y moldeando la cultura occidental.
1. ¿Cómo emergió el post modernismo? Obviamente, el término post modernismo presupone una era que le precedió: el modernismo. Pero debemos entender también que el modernismo fue una reacción al premodernismo.
Premodernismo: Antes del siglo XV, los occidentales creían que Dios (o lo trascendente, o el reino sobrenatural) era la base de los conceptos morales absolutos, la racionalidad, la dignidad humana y la verdad. Como lo expresó el célebre teólogo cristiano Anselmo (n. 1033 d.C.) que dijo: "Creo que puedo entender" (credo ut intelligam). Él hablaba de una "fe que buscaba entendimiento" (fides quaerens intellectum). Es decir, el punto de partida hacia el conocimiento y la sabiduría era Dios, quien proporcionaba la lente con la que uno podía interpretar adecuadamente la realidad y la experiencia humana. Teniendo fe en Dios, el mundo podía entenderse correctamente.
Modernismo: Luego llegó el filósofo René Descartes (1596-1650). Como católico romano, le preocupaba el escepticismo filosófico y (debido a la Reforma Protestante) la incertidumbre teológica de su tiempo.. Como parte de su proyecto, decidió dudar de todo: Su conclusión: Pienso, luego existo (o en latín, cogito, ergo sum). Así que sin darse cuenta, el proyecto de Descartes sacó a Dios del centro del escenario y lo reemplazó por el pensador humano como punto de partida. El efecto sería trascendente. El racionalismo de la Ilustración europea (1650-1800) reflejó este cambio. Este período se caracterizó por su optimismo hacia el potencial y la razón humanos, pero también por su escepticismo hacia la autoridad de la iglesia y la doctrina cristiana ("dogma").
Este fue sólo uno de muchos proyectos modernistas que asumían que la dignidad humana, la verdad y la razón podían conservarse sin Dios. Además del racionalismo (y su énfasis en la razón), estaban el romanticismo (y su énfasis en el sentimiento), el marxismo, el nazismo y otros esquemas utópicos que buscaban eliminar a Dios como punto de partida del entendimiento y el vivir. La visión judeocristiana del mundo, que había influenciado profundamente a occidente, ahora estaba siendo desafiada.
Postmodernismo: Luego de dos guerras mundiales, un clima post modernista empezó a impregnar a occidente. Sistemas o "grandes historias" ("metarrelatos") como el nazismo, el marxismo, el cientificismo o el racionalismo terminaron por oprimir "al otro", es decir, a los judíos, a los capitalistas, etc. Dichos sistemas resultaron ser un total fracaso. Así que con el post modernismo no sólo Dios fue excluido como fundamento para dar sentido a la realidad y la experiencia humanas; no podemos hablar de ninguna realidad, razón o moralidad universales. Lo único que tenemos son perspectivas fragmentadas.
Si la revolución francesa y la tormenta de la Bastilla en París (1789) son la imagen del cambio hacia el modernismo, la caída del muro de Berlín, exactamente doscientos años después (1989), simboliza el fracaso del modernismo y el surgimiento del post modernismo.
Premodernismo (hasta 1650)
Modernismo (1650-1950s)
Post modernismo (1960s - presente)
Dios (el reino sobrenatural) es la base de la moralidad, la dignidad humana, la verdad y la razón.
La moralidad, la dignidad humana, la verdad y la razón descansan sobre otros fundamentos, no sobre Dios (razón, ciencia, raza, etc.).
Todos los metarrelatos (sistemas o grandes historias) son sospechosos -sean o no religiosos. No existe ningún fundamento universal para la verdad, la moralidad o la dignidad humana.
Revolución Francesa (1789)
Caída del Muro de Berlin (1989)


2. ¿Qué es el post modernismo? el post modernista francés Jean-François Lyotard preguntó: "¿Después de los metarrelatos, dónde puede residir la legitimidad?". Es decir, el post modernismo es profundamente escéptico (o receloso) hacia los grandes sistemas o historias explicativos. También critica todo criterio que proclame ser neutral, imparcial o racional..
Mientras que el modernismo buscaba sistemas totalizantes y una certeza absoluta, el post modernismo ahora los pone en duda de dos maneras. Para contrarrestar el totalismo, el post modernismo asevera que frecuentemente utilizamos la "razón" para buscar el cumplimiento de nuestros intereses y deseos; El conocimiento no es neutral. (Esta observación utiliza la "hermenéutica de la sospecha"). En respuesta a la certeza imparcial, el post modernismo enfatiza que nuestras ideas y juicios están incrustados en un contexto histórico-cultural; así que nunca podemos salirnos totalmente de dicho contexto por pura reflexión. (A esto se le ha llamado la "hermenéutica de la finitud")4.
3. ¿Cuáles son algunas de las características del post modernismo? Antidualista: Los post modernistas aseveran que la filosofía occidental creó dualismos (falso/verdadero, bueno/malo) y así excluyó del pensamiento ciertas perspectivas. Por otro lado, el post modernismo valora y promueve el pluralismo y la diversidad (más que negro contra blanco, occidente contra oriente, hombre contra mujer). Asegura buscar los intereses de "los otros" (los marginados y oprimidos por las ideologías modernistas y las estructuras políticas y sociales que las apoyaban).
Cuestiona los textos: Los post modernistas también afirman que los textos -históricos, literarios o de otro tipo-- no tienen autoridad u objetividad inherente para revelar la intención del autor, ni pueden decirnos "que sucedió en realidad". Más bien, estos textos reflejan los prejuicios, cultura y era particulares del escritor. El historiador australiano Keith Windschuttle ha hecho notar que durante los últimos 2400 años, los críticos asumieron que la verdad estaba todavía al alcance del historiador, pero "los nuevos teóricos que dominan las humanidades y las ciencias sociales aseveran que es totalmente imposible decir la verdad acerca del pasado o utilizar la historia para producir conocimiento objetivo en cualquier sentido"5.
El giro lingüístico: El post modernismo argumenta que el lenguaje moldea nuestro pensamiento y que no puede haber ningún pensamiento sin lenguaje. Así que el lenguaje crea literalmente la verdad.. Así que la verdad es creada y no descubierta.
La verdad como perspectiva: Además, la verdad es cuestión de perspectiva o contexto más que ser algo universal. No tenemos acceso a la realidad -a la forma en que son las cosas-- sino solamente a lo que nos parece a nosotros. Como no podemos salirnos de nuestro contexto para tener la "perspectiva de Dios" acerca de las cosas, debemos aceptar que nuestro pensamiento es moldeado por fuerzas que están más allá de nuestro control. Somos como Truman Burbank en The Truman Show. Sin saberlo, él es la estrella de una producción en un ambiente controlado ("seaheaven"), donde 5,000 cámaras vigilan cada uno de sus movimientos; todos, excepto Truman, están actuando. Similarmente, nosotros nos encontramos con que somos lanzados a un contexto sin forma de escapar de él.
Pero en muchos aspectos, el post modernismo plantea preguntas conflictivas y profundas contradicciones: ¿cómo puede alguien negar la verdad universal sin afirmarla de alguna manera ("¿Es universalmente cierto que no existe la verdad?")? ¿Acaso no sería un hecho universal el que no hubiera hechos universales? ¿Acaso la postura de que "todo es cuestión perspectiva" no trata de afirmar más que la perspectiva de alguien? ¿Acaso quienes ponen en duda que podamos conocer las intenciones del autor no están expresando por escrito sus propias intenciones muy particulares? ¿Acaso el rechazo de los metarrelatos o grandes historias no es un tipo de metarrelato en sí mismo?
Si bien la acepción más usual del postmodernismo se popularizó a partir de la publicación de La condición posmoderna de Jean-François Lyotard en 1979."Modernismo" y "postmodernismo" se usan para referirse a una corriente estética que emergió primeramente en la literatura, en las artes plásticas y luego en la arquitectura.
Características histórico-sociales
1-Las grandes instituciones, como la Iglesia, pierden influencia.
2-En contraposición con la Modernidad, la Postmodernidad es la época del desencanto. Se renuncia a las utopías y a la idea de progreso.
3-Se produce un cambio en el orden económico capitalista, pasando de una economía de producción hacia una economía del consumo.
4-Desaparecen las grandes figuras carismáticas, y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran hasta que surge algo mas novedoso y atrayente.
5-La revalorización de la naturaleza y la defensa del medio ambiente, se mezcla con la compulsión al consumo.
6-Las mass medias y el marketing se convierten en centros de poder e influyen en diversos factores como:
6.1-Que ya no importa el contenido del mensaje, sino la forma que es transmitido, y el grado de convicción que pueda producir.
6.2-Desaparecen las ideologías como forma de elección de los líderes, y es reemplazada por la imagen.
6.3-Se convierten en transmisoras de la verdad, lo que se expresa en el hecho de que lo que no aparece por un medio de comunicación masiva, simplemente no existe para la sociedad.
6.4-Pero también aleja al receptor de la información recibida sacándole realidad y relevancia, convirtiéndola en mero entretenimiento.
6.5-Se pierde la intimidad y la vida de los demás se convierten en un show
Características socio psicológicas
1-Los individuos solo quieren vivir el presente, el futuro y el pasado pierden importancia
2-Hay una búsqueda del inmediato
3-Se caracteriza por el proceso de perdida de la personalidad individual.
4-La única revolución que en individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior.
5-Se hace culto al cuerpo y la liberación personal.
6-Se vuelve a lo místico como justificación de sucesos.
7-Perdidas de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se hace culto a la tecnología.
8-El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones, al igual que un subjetivismo en la mirada de la realidad.
9-Perdida de fe en el poder publico.
10-Perdida de preocupación ante la injusticia:
11-Desaparición de idealismos.
12-Perdida de la ambición personal de auto superación.
13-Desaparición de la valorización del esfuerzo.
DESARROLLO DE LITERATURA
En la literatura provocó la fusión del espacio y del tiempo en la narración y la percepción difusa de la realidad, así como los distintos puntos de vista del o de los narradores, junto a la simultaneidad de los géneros, especialmente en la novela, llevó a la ruptura de las técnicas clásicas, abolidas por una absoluta libertad tanto en estilo, forma y fondo. La literatura de imágenes donde la realidad y la ficción comparten el mismo espacio-tiempo se asemeja a la cinematografía, donde los dibujos animados comparten los mismos lugares y la misma vida que los actores de carne y hueso.
DESARROLLO DEL CINE
Uno de los síntomas sociales más significativos de la postmodernidad se encuentra en la saga de películas Matrix, donde el realce de la estética y la ausencia de culpa causal, unidos a la percepción de un futuro y una realidad inciertas, se hacen evidentes. Otros ejemplos más relevantes los encontramos en Blade Runner, Irreversible y un ejemplo español de culto Smoking Room. En todos ellos observamos un preeminencia de los fragmentos sobre la totalidad, ruptura de la linealidad temporal, abandono de la estética de lo bello al estilo kantiano, pérdida de la cohesión social y sobre todo la primacía de un tono emocional melancólico y nostálgico.
Los pensadores más destacados de las corrientes posmodernas son Gilles Deleuze, Jean Baudrillard, Jean-François Lyotard, Jacques Lacan, Michel Foucault, Gianni Vattimo, Jacques Derrida, Gilles Lipovetsky, Slavoj Zizek, Alan Badiou, entre otros.
DESARROLLO DE LA HISTORIA
Los historiadores también se han visto influidos por las teorías posmodernas, llegando incluso a plantearse su profesión. La posmodernidad afecta a la historiografía de dos modos:
Niega la posibilidad de construir grandes relatos, es decir, niega el empirismo histórico como base de sus paradigmas.
Niega la posibilidad de reconstruir el pasado ya que los documentos no son pruebas reales de lo sucedido sino discurso y representaciones.
Estas teorías han provocado dos grandes cambios:
El interés por estudiar la historia cultural de las minorías y los sujetos subalternos.
DESARROLLO DE LA SICOLOGIA
La psicología posmoderna permite como una de sus caracteristicas más importantes la integración con otras areas como son: el uso de medicamentos psiquiatricos, terapias de relajación e incluso tecnicas heredadas de la Nueva Era y de otros enfoques que no entran en algunas ocasiones en el campo de lo estrictamente cientifico.
DESARROLLO DEL ARTE
Los rasgos más notables del arte posmoderno son la valoración de las formas industriales y populares, el debilitamiento de las barreras entre géneros y el uso deliberado e insistente de la intertextualidad, expresada frecuentemente mediante el collage o pastiche.
Postmodernismo: los antecedentes1
Nietzsche: la realidad es lo que uno crea. A Nietzsche se lo considera a menudo el padre o el antecesor del postmodernismo. Al declarar que Dios está muerto, Nietzsche enfatizó que ya no había una base fundamental para las cosas, que no había un cimiento sobre el cual basar las creencias propias. Como consecuencia, el ser humano tiene la oportunidad y la responsabilidad de crear su propio mundo. Pero hay un problema, pues Nietzsche afirmó que el conocimiento de las cosas como se dan es en realidad imposible. Lo que nosotros aceptamos como conocimiento es una creación humana, una ilusión o una construcción artística. El lenguaje por medio del cual expresamos nuestro conocimiento es un mundo autónomo, completamente separado de la realidad exterior y totalmente arbitrario en su formación. Por lo tanto, lo que nosotros llamamos verdad es una invención humana.

Heidegger: la realidad es ser. Otra figura importante que influenció sobre el postmodernismo fue el filósofo alemán del siglo XX, Martin Heidegger. Este, esencialmente, estaba de acuerdo con el punto de vista de Nietzsche acerca de que el lenguaje crea la realidad. Para elaborar su comprensión del lenguaje, Heidegger se basó en ejemplos literarios y asumió una postura mística y casi religiosa ante el mismo. En lugar de analizar el lenguaje, él quería experimentarlo y por medio de esa experiencia llegar a ponerse en contacto con el ser, la existencia.

Foucault: la realidad es una liberación continua. Durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, varios pensadores franceses fueron atraídos por la ideas de Nietzsche y de Heidegger. Entre ellos, Michel Foucault y Jacques Derrida fueron los más significantes promotores del postmodernismo. Foucault sostenía que, debido a que el conocimiento tiene la intención de controlar y someter, no puede ser objetivo. Por ello el intelectual debe desafiar este orden en un programa continuo de liberación. El lenguaje por medio del cual se expresa el conocimiento es solamente discursivo —palabras e ideas que interaccionan con otras palabras e ideas, más que con los objetos en sí mismos—; por lo tanto constituye un discurso que desafía a un discurso opuesto. Por eso Foucault se puso del lado de los grupos excluidos o marginados, particularmente los homosexuales, para trastornar el orden existente. Pero si uno de estos grupos marginados llegaba a ser dominante, él estaba listo a aliarse con otro grupo marginado para oponerse a este nuevo orden de opresión que fue creado.

Derrida: no hay significados intrínsecos. Jacques Derrida también se ocupa del lenguaje. Ya que no tenemos una visión inmediata de la realidad, dependemos del habla y de la escritura. Pero el habla y la escritura son ambiguos y no necesariamente transmiten lo que queremos decir. Por eso Derrida propone la destrucción del texto, lo que incluye el análisis etimológico de las palabras, el juego de palabras involuntario y los deslices freudianos, con el fin de mostrar que éstos no contienen ningún significado intrínseco.

A pesar de las importantes diferencias entre estos cuatro pensadores, ellos colocaron las bases filosóficas del postmodernismo con tres contribuciones principales. Primero, el ser humano no puede tener acceso a la realidad y por lo tanto no tiene medios para percibirla. Segundo, la realidad es inaccesible, porque estamos encerrados en la cárcel del lenguaje que forjan nuestros pensamientos antes de que pensemos y porque no podemos expresar lo que pensamos. Tercero, nosotros creamos la realidad mediante el lenguaje, por ello quienquiera tiene el poder de estructurar el lenguaje determina la realidad.

El postmodernismo y las humanidades
El postmodernismo como un movimiento intelectual reconocido comenzó a fines de la década de los 60 y principios de los 70.2 Un examen de los escritos del postmodernismo revela la naturaleza cambiante y fragmentaria de este movimiento. Algunos de los efectos producidos por este énfasis sobre las humanidades pueden resumirse de la siguiente manera.

Antifundacionalismo. Es un hecho que a menudo se hace referencia al postmodernismo como antifundacionalista, pues emerge la consideración de que el lenguaje es una realidad completa en sí misma. Así Jean Baudrillard puede decir que debemos permitir “todas las interpretaciones posibles, incluso las más contradictorias, pues todas son verdaderas, en el sentido de que su verdad es intercambiable”.3 Reflejando a Foucault, Zygmunt Bauman declara: “La verdad es...una relación social (como el poder, la posesión o la libertad): un aspecto de la jerarquía construida sobre unidades de superioridad e inferioridad; más exactamente, es un aspecto de la forma hegemónica de dominación o de un intento de dominio mediante la hegemonía”.4 Por lo tanto, los postmodernistas frecuentemente hablan de textos, ideas y lenguajes “privilegiados”, creyendo que su importancia no radica en sus cualidades inherentes, sino en las relaciones jerárquicas de poder.

Enfasis sobre el “otro”. Debido a que ven la verdad como un símbolo o una expresión de poder, los postmodernistas enfatizan lo que ellos frecuentemente designan como “otros”: los grupos marginados, la gente de color, las mujeres, los homosexuales y la gente del tercer mundo, los cuales pueden desafiar el “centro” o el lugar del poder. En una frase típica, Henry Giroux afirma que “al desafiar la noción de la razón universal, la construcción de un sujeto blanco humanista y la legitimación selectiva de la cultura elevada como patrón de práctica cultural, la crítica postmodernista ha puesto en evidencia de cómo el característico discurso norteamericano y eurocéntrico de identidad suprime las diferencias, la heterogeneidad y la multiplicidad, en un esfuerzo por mantener la hegemonía del poder”.5

Expresión en la crítica literaria. Con su énfasis en el lenguaje, no es de sorprenderse que el postmodernismo haya experimentado probablemente su más alta expresión en la crítica literaria. Un ejemplo de ello es Stanley Fish, quien ha sido un líder en el método de la literatura conocido como la teoría de la “respuesta del lector”. En su libro Is there a Text in This Class?, se refiere a la premisa del modernismo de que un texto literario tiene una identidad fija que el crítico debe descubrir. En este desarrollo intelectual Fish primero argumentó que el texto tiene una estructura que es la misma para todos los lectores, pero que el significado de la obra está basado en la experiencia del lector. Sin embargo, más adelante determinó que es el lector quien decide qué patrones formales son importantes. Más tarde, sostuvo que el lector suple los patrones formales. Finalmente, concluyó que el lector no actúa independientemente sino que es un miembro de una comunidad de interpretación que influye sobre la manera en que el lector comprende el texto.6 Otras escuelas críticas, incluyendo el formalismo, la semiótica, la destrucción del texto, el feminismo y el neomarxismo, también han desligado al autor y el texto de diferentes maneras. El crítico se dedica a la crítica como otra forma de arte —como un texto interactuando con otros textos— ya que no es posible identificar el “significado del texto con referencia a cualquier criterio de valor, de conocimiento y verdad de validez general”.7 Este enfoque teórico determina los ataques al llamado “canon” de la literatura occidental. Mientras que algunos simplemente quieren ampliar el canon para incluir “otras voces”, a saber, las de las mujeres y de las minorías étnicas, otros han atacado la noción misma de que los clásicos sean en alguna forma obras superiores. Más bien, según su punto de vista, esos escritos han sido considerados clásicos porque fueron colocados en esa posición por una estructura de poder representada por el hombre blanco heterosexual.

El postmodernismo y la historia
La historia ha respondido con lentitud al impulso del postmodernismo en parte porque los historiadores no han manifestado interés en los fundamentos teóricos de esta disciplina.8 Sin embargo, Hayden White argumentó a principios de los 70 que existía una conside-rable similitud entre la literatura y la historia, tanto en la forma como en el propósito. Es más, observó que, aparentemente, “hay un componente ideológico irreductible en cada registro histórico de la realidad”.9 Otros historiadores, especialmente los dedicados a la historia cultural e intelectual, han desarrollado este tema. Por ejemplo, Dominick LaCapra describe al historiador como alguien que sostiene un diálogo con el pasado y que decide “qué merece ser preservado, rehabilitado o críticamente transformado en tradición”.10 Junto al influyente filósofo Jean-Francoise Lyotard, quien desafió la posibilidad de toda interpretación totalizadora de la historia, los historiadores comenzaron a rechazar la noción de objetividad. “La historia, como el mito, poderosa, sugestiva e inevitablemente fragmentaria —escribe Henry Glassie—, existe para ser alterada, para ser permanentemente transformada, proponiendo órdenes sociales todavía no imaginables”.11
Como otros lo hacen en los estudios literarios, los historiadores han ido incorporando en sus estudios cada vez más nuevas voces y perspectivas a su círculo, tales como afroamericanos, indígenes, mujeres, homosexuales, clases sociales ajenas a la élite como obreros, comerciantes, campesinos y pueblos colonizados. Con frecuencia se han referido al tema de la opresión, particularmente en conexión con la diseminación del cristianismo y del colonialismo occidental. Además de introducir nuevas voces, los historiadores ahora también buscan descifrar el lenguaje para revelar las relaciones entre el poder y el género, o de las realidades psicológicas subyacentes a los eventos. De la misma forma que algunos críticos literarios, ellos buscan derribar las jerarquías históricas. Comentando sobre el ardoroso debate acerca de estos nuevos impulsos en la erudición histórica, Joan Wallach Scott, la historiadora feminista, describe el acercamiento postmodernista a la historia y aplica su metodología de la siguiente manera: “El conocimiento que producimos es contextual, relativo, abierto a la revisión y al debate, y nunca absoluto. —Y continúa diciendo—: No se niega la parcialidad y la particularidad de la historia, y por extensión, de todos los acontecimientos que los historiadores nos relatan. En última instancia, es la pluralidad de las historias y de los protagonistas de las mismas, así también como la ausencia de una narración única lo que les resulta intolerable a los conservadores, porque socava la legitimidad de su búsqueda de dominio”.12 Tenemos que reconocer que el postmodernismo tiene facetas múltiples. Mientras que por un lado algunos argumentan que la erudición es una ficción, otros sugieren que hay una conexión entre el conocimiento y el mundo real. En otras palabras, hay versiones más conservadoras y más radicales del postmodernismo. Pero este mismo pluralismo de los postmodernistas sugiere su naturaleza fundamental. “Por lo tanto, propiamente hablando, no hay una ‘cosmovisión postmodernista’ ni la posibilidad de que esta exista —afirma Richard Tarnas—. El paradigma postmodernista es por naturaleza fundamentalmente subversivo de otros paradigmas, ya que en su esencia considera que la realidad es a la vez múltiple, y al mismo tiempo, local y temporal y sin un fundamento demostrable”.13
Respondiendo al postmodernismo
¿Cómo debemos responder al postmodernismo? Es claro que desafía todos los conceptos que han guiado a la civilización occidental por más de 400 años. Su difusión en el mundo académico y en la cultura general requiere que se lo considere seriamente.
Contradicciones internas. En primer lugar, el postmodernismo presenta una serie de contradicciones internas. Aunque muchos potsmodernistas afirman que no podemos tener un contacto con la realidad y por lo tanto no podemos establecer la verdad, este argumento constituye una declaración verdadera acerca de la realidad. Por otra parte, al referirse al concepto de crisis, al proponer un proceso histórico que avanza de lo moderno a lo postmoderno y al criticar el “Proyecto del Iluminismo”, el postmoder-nismo termina proponiendo una meta-narración de la cultura occidental que parece no tomar en cuenta el pluralismo que a su juicio es la esencia del proceso histórico. El romanticismo, el tradicionalismo y la religión han desafiado la supremacía de la razón y han desempeñado un papel importante en la formación de nuestra cultura; sin embargo, parecen desvanecerse en medio del paradigma del “Proyecto del Iluminismo” postulado por los postmodernistas.
A pesar de la negación de los absolutos, la preocupación del postmodernismo con respecto al concepto del dominio y de la opresión, revela su propio esquema de valores morales. Los conceptos de tolerancia, justicia y democracia, aparecen frecuentemente en los escritos postmodernistas como valores morales por medio de los cuales se debe juzgar a la sociedad. Pero si no podemos conocer absoluto alguno, pareciera no haber otra razón que la preferencia para escoger estos valores en particular y, si la preferencia determina nuestros valores, parecería entonces que esos mismos valores perderían su fuerza moral.
Estas contradicciones internas del postmodernismo apoyan el punto de vista de muchos eruditos, de que en vez de ser una nueva cosmovisión —o una anticosmovisión— el postmodernismo es la conclusión o resultado lógico del modernismo. Si esto es así, no es de sorprenderse que el postmodernismo todavía acaricie algunos de los valores modernistas, aun cuando ha socavado las bases de esos valores.
Problemas prácticos. El postmoder-nismo también presenta algunos problemas prácticos. Aunque la mayoría de los postmodernistas cree que el lenguaje nos separa de la realidad, éste no es el único modo de comprender la experiencia humana. Allan Megill, un historiador que simpatiza con el postmodernismo, escribe: “Uno puede, si uno quiere, llamar a todo una ‘ilusión’, de la misma manera como uno puede llamar a todo un ‘discurso’ o ‘texto’. Pero esto no elimina la distinción entre, digamos, una interpretación de la experiencia de ser arrollado por un camión y la experiencia en sí misma —una distinción que cada lengua debe establecer de alguna forma, si quiere funcionar sobre algo diferente que un nivel puramente fantástico —”.14 En otras palabras, existe una conexión entre el lenguaje y la realidad externa que el postmodernismo no parece reconocer en forma suficiente. Por ejemplo, la historiadora feminista de la ciencia Evelyn Fox Keller, argumenta que la ciencia moderna debe entenderse como el producto de una jerarquía privilegiada masculina. No obstante, a ella le intriga el hecho de que este conocimiento influenciado por el género masculino haya alcanzado tantos logros. “Cualquiera que sea la corriente filosófica que aceptemos, permanece el hecho de que la visión particular de la ciencia que han elaborado hombres de ciencia como Bacon en el curso del tiempo, han más que cumplido las profecías de Bacon, y han producido una clase de poder que superó sus sueños más ambiciosos. Tal como la conocemos, la ciencia logra notables resultados”. Aun cuando Keller reconoce que existe una vaga conexión entre la ciencia y la realidad física, considera que es muy limitada y arguye que necesitamos “una mayor comprensión de lo que significa que la ciencia ‘funciona’, sobre todo, en qué funciona. Se necesita volver a examinar el significado de ese éxito”.15
Otro problema práctico, probablemente el más importante que expone el postmodernismo, consiste en determinar si es posible una sociedad o una civilización viables sin ningún fundamento o valores. Uno de los filósofos postmodernistas más destacados de los Estados Unidos, Richard Rorty, sostiene que en un mundo en donde no existe ni tampoco puede existir la verdad, lo único que necesitamos es una mutua tolerancia.16 Pero, ¿tiene la mutua tolerancia la suficiente fuerza moral para preservar una sociedad desafiada interna y externamente por voces disidentes que presentan una visión diferente, posiblemente una basada en absolutos? ¿Es suficiente la tolerancia mutua para motivar las generaciones futuras a mantener una civilización, sin un fundamento más seguro que la mera preferencia?
Las preocupaciones del cristiano. Algunos cristianos han visto al postmodernismo con su interés en el “otro”, con su preocupación por una pluralidad de opciones y su rechazo contra la dominación de la razón y la ciencia, como una situación más favorable para el cristianismo que la presentada por el modernismo. Arthur J. DeJong, por ejemplo, afirma que el postmodernismo “enfatiza la apertura y la diversidad y vuelve a introducir la reverencia y el misterio. Si bien no exige transcen-dencia, la permite”.17
Aunque este argumento es válido hasta cierto punto, también puede ser ingenuo. La razón por la cual el postmodernismo permite la reverencia, el misterio y la trascendencia, es porque no acepta explicación alguna como verdadera, o para decirlo de otra manera, considera que todas las explicaciones son igualmente veraces y válidas. El cristianismo puede participar del diálogo sólo si abandona todo discurso, sólo si abandona toda pretensión de verdad absoluta.
Como cristianos podemos estar de acuerdo con el postmodernismo y aprender mucho de él en su convicción de que nuestro conocimiento es limitado, de que la razón es una vía inadecuada hacia lo absoluto y que el lenguaje le da forma y traza los límites al pensamiento. Después de todo, Pablo afirma que “ahora vemos por espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12). El hecho es que, como cristianos, creemos en absolutos revelados, mientras que los postmodernistas no lo admiten. Gene Edward Veith observa que “los modernistas argumentarían en diferentes formas que el cristianismo no es verdadero. Difícilmente se escucha este argumento hoy. Actualmente la crítica más común es la de que ‘los cristianos piensan que ellos tienen la única verdad’”.18 En contraste con la negación de la meta-narrativa del postmodernismo, los cristianos creen que la “petit-histoire”, usando la terminología de Lyotard acerca del nacimiento de Jesús, su crucifixión y resurrección, no solamente ocurrió, sino que es el elemento clave en la meta-narración de la historia cósmica —lo que los adventistas llaman “el gran conflicto”—. Es más, los cristianos afirman que nuestra relación personal con esta historia totalizadora determina nuestro destino eterno.
Los problemas que hemos enumerado no deberían interpretarse como un rechazo total del postmodernismo. Sin lugar a dudas, somos influenciados inevitablemente por la cultura en que vivimos. Pero también debemos esforzarnos por establecer una distancia con respecto al modernismo y al postmodernismo, evaluarlos críticamente e identificar los puntos en común para iniciar el diálogo. Algunos elementos del postmodernismo, como las limitaciones de la razón, la aceptación de vías no racionales hacia el conocimiento y la preocupación por la justicia pueden facilitar la conversación. Pero iniciemos ese diálogo con nuestros amigos postmodernistas sabiendo que nuestro discurso no es sólo intertextual —para usar un término postmodernista—, sino que se basa sobre la fe en el Dios que se nos reveló mediante su Palabra escrita y el “Verbo... hecho carne” (Juan 1:14).

Siglo XX: La Generación del 98

Siglo XX: La Generación del 98
El Modernismo fue una tendencia estética que llegó a España de la mano de su cabeza representativa, Rubén Darío. Busca la expresión de una nueva sensibilidad con un nuevo lenguaje, rechazando el prosaísmo y la retórica de la literatura anterior.
La Generación del 98 - está formada por un grupo de escritores que, nacidos entre 1864 y 1875, tienen una formación intelectual bastante semejante, un estilo con aspectos comunes que rompe con la literatura anterior, un acontecimiento que los aglutina: el desastre de 1898, y un guía espiritual reconocido por todos, Miguel de Unamuno
Autores - En los escritores del 98 predomina la prosa - la mayoría escribieron ensayos -, los únicos poetas fueron Unamuno y Antonio Machado. Fueron inconformistas e individualistas. El escepticismo, el pesimismo y la angustia personal se manifestaron en algunos de ellos. Sus preferencias filosófico-literarias se orientaron hacia los filósofos europeos Nietzsche, Schopenhauer, Kierkegaard; al escritor romántico norteamericano E.Allan Poe y al dramaturgo noruego Ibsen.
Pío Baroja nació en San Sebastián y vivió, durante casi toda su vida, en Madrid. Allí estudió Medicina y se doctoró con una tesis sobre El dolor. Su ejercicio como médico fue breve, en Cestona. Vuelve a Madrid donde entra en contacto con escritores como Azorín, Maeztu,. que le llevan a entregarse a la literatura, su gran vocación.
Publica sus primeros libros en 1900 tras una serie de colaboraciones en diarios y revistas. Sigue una etapa de intensa labor que conjuga con viajes por España y Europa. En 1911 publica El árbol de la ciencia. Hasta entonces había publicado ya, además de cuentos, artículos y ensayos, diecisiete novelas que constituyen lo más importante de su producción. Su fama se consolida y su vida se consagra a escribir volviéndose cada vez más sedentaria. En 1935 ingresa en la Real Academia. Durante la Guerra Civil pasa a Francia, pero en 1940 se instala de nuevo en Madrid. Muere en 1955.
Fue un solitario; él mismo (en Juventud, egolatría) se incluye entre quienes están, en cierto modo, "enfermos" por tener más sensibilidad de la necesaria. Más adelante insiste en esto desde otro ángulo: sabido es que su timidez y su espíritu de independencia, más aún que su misoginia, le hicieron rechazar el matrimonio, a la vez que fustigaba el recurso a la prostitución. Optó por una autorepresión a la que él mismo atribuye un "desequilibrio" y un talante de "hombre rabioso". Todo esto se plasma en un radical pesimismo sobre el hombre y el mundo: "la vida es esto, crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad", para él el hombre era egoísta, cruel y brutal. Y sin embargo, Baroja escondía otra cara más oculta, la de un hombre compasivo y tierno con los desvalidos y marginados, un sentimental necesitado de cariño, hipersensible ante el dolor y la injusticia que sentía una inmensa ternura por los seres desvalidos o marginados. Así se observa continuamente en su obra. Le caracteriza además una absoluta sinceridad: Baroja no quiere engañar ni engañarse (ya hemos visto cómo habla de sí mismo). Tal fue el código moral que aplicó hasta la exasperación, de ahí la fama de hosco y de individualista intratable que tuvo entre quienes no supieron ver el fondo desolado de su alma.
La ideología de Baroja hay que considerarla de forma inseparable de su temperamento. Las ideas sobre el hombre y el mundo que se desprenden de sus obras se inscriben a la perfección en la línea del pesimismo existencial. Es característico de Baroja su radical escepticismo religioso, social, económico. y llegaría a decir: "No existe verdad política y social. La misma verdad científica, matemática, está en entredicho, y si la Geometría puede tambalearse sobre las bases sólidas de Euclides, ¿qué no les podrá pasar a los dogmas éticos de la sociedad?". Son palabras reveladoras del desvalimiento espiritual propio de la crisis de principios de siglo. Para Baroja el mundo carece de sentido, la vida le parece absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre. Esta concepción hunde sus raíces en Schopenhauer, el filósofo más leído y admirado por Baroja, y se refleja en sus obras y personajes.
Su ideología política está marcada por el mismo escepticismo. Pese a sus contactos juveniles con el anarquismo, lo que realmente le atraía del mismo era la rebeldía, el impulso demoledor de la sociedad establecida. Rechazaba el comunismo, el socialismo y la democracia y pronto se encerró en un radical escepticismo y llegó a proclamarse partidario de una dictadura inteligente. En medio de estas ideas tan contradictorias, quizá la definición más apropiada sería la de "liberal radical". Volvemos a su individualismo y a su nula confianza en un mundo mejor. De su sedicente anarquismo sólo queda la postura iconoclasta. De ahí que sus personajes preferidos sean los inconformistas.
Pío Baroja afirmaba que la novela era una especie de cajón de sastre en el que todo cabía; que no era necesario un planteamiento previo, sino que lo más importante era la naturalidad conseguida mediante la espontaneidad a la hora de escribir. Esta es la impresión superficial que producen muchas de sus novelas: episodios y acontecimientos puestos unos detrás de otros, anécdotas, divagaciones y digresiones, multitud de personajes ocasionales,. En realidad, no era tan espontáneo como él afirmaba; sí se preocupaba de la construcción narrativa y, en general sus novelas tienen una sutil línea estructural, de características muy sui generis.
La técnica narrativa de Baroja es sobre todo realista, basada en la observación de ambientes, situaciones y personajes de la vida real, pero vistos a través del particular subjetivismo del autor, lo que confiere a su obra un carácter impresionista.
En cuanto a los personajes, los protagonistas, sobria pero certeramente delineados, suelen ser seres marginales o enfrentados a la sociedad, a veces, cargados de frustración y otras lanzados a la acción. Como ya hemos dicho, las novelas de Baroja están pobladas por multitud de personajes secundarios, apenas caracterizados, que entran y salen sin previo aviso, pero que aportan con su presencia la misma impresión de variedad que se encuentra en la vida.
Se le ha criticado su estilo, a veces desaliñado o descuidado e incluso incorrecto. La verdad es que posee - con algún altibajo no significativo - una prosa clara, sencilla y espontánea, antirretórica, como era el ideal de todos los miembros de su generación, con abundancia de frases cortas y muy expresivas. Hay que destacar las descripciones líricas con las que Baroja, frecuentemente, remata largos pasajes narrativos y en las que condensa brevemente el ambiente y la impresión de lo narrado.
Pío Baroja fue el más importante novelista contemporáneo por sus extraordinarias dotes de narrador. Su influencia posterior ha sido enorme y los novelistas de la posguerra siempre le reconocieron como su maestro. Fue un escritor fecundísimo. Sus novelas son más de sesenta. Él mismo agrupó muchas de sus novelas en trilogías (34), pero estas clasificaciones, con alguna excepción, frecuentemente carecen de relación entre las obras que las integran. Hay que destacar las distintas trilogías:
- Tierra Vasca formada por La casa de Aizgorri(1900), el Mayorazgo de Labraz (1903)y Zalacaín el aventurero(1909) Esta última es un ejemplo de la novel de acción de Baroja. Narra, animada y ágilmente, la vida del vasco Martín Zalacaín: su infancia y aprendizaje para la vida, las trepidantes aventuras de contrabandista, su antagonismo con Carlos Ohando, el amor y la muerte trágica, todavía joven, y el halo de héroe popular creado en torno suyo.
- La lucha por la vida: La busca (1904), Mala hierba (1904) y Aurora Roja (1905). La primera es para muchos la obras más intensa del autor: Cuenta la historia de un muchacho, Manuel, que, venido de un pueblo a Madrid, va pasando por diversos ambientes y oficios hasta terminar en los suburbios de la ciudad, entre mendigos, golfos y vagos, al borde de la delincuencia. Baroja, con intención social testimonial, pinta descarnada y sombríamente, las clases medias bajas y, particularmente, los estratos más miserables de la sociedad madrileña de finales y comienzos de siglo: cuadros de ambiente, tipos de toda calaña - pícaros, prostitutas, criminales, proletarios - , la mendicidad y la miseria; y en medio, Manuel, que por su falta de voluntad y por la total desorganización social, se va degradando cada vez más, aunque no definitivamente, en la difícil lucha por la vida.
- La raza: A ella pertenece El árbol de la ciencia, La dama errante y La ciudad de la niebla.
El árbol de la ciencia es una novela típicamente noventayochista, en cuanto que refleja la crisis existencialista vital del inadaptado protagonista, Andrés Hurtado, sus disquisiciones pesimistas, las dolorosas experiencias que le conducen al suicidio, le dan pie a Baroja para realizar una feroz crítica de la sociedad española de su tiempo. En esta novela hay abundantes aspectos de la vida del propio Baroja.
Además escribió cuentos, novelas cortas, libros de viajes, biografías, ensayos, ... Resultan también destacables sus Memorias, tituladas Desde la última vuelta del camino, siete volúmenes que constituyen un importante testimonio de la personalidad del autor y un excepcional panorama de toda una época.
Ruben Darío fue la figura más representativa del Modernismo, vivió intensamente los cuarenta y nueve años de su existencia. Viajó por casi toda Hispanoamérica, estuvo varias veces en España, donde entabló una fecunda amistad con los grandes del momento - Machado, Unamuno, J.R. Jiménez,... -, residió en París ... Conectó en fecha muy temprana con las nuevas corrientes poéticas y con la literatura francesa.
Su personalidad fue difícil y compleja: apasionado, errabundo y bohemio, vitalista e idealista, entregado con fruición a las mujeres y al alcohol, religioso y pagano, con arrebatos de euforia y con caídas en profundas depresiones. Pero también fue un hombre bueno, amigo de sus amigos, generoso y entrañable
La poesía de Rubén Darío aglutina perfectamente todas las características del Modernismo. En lo formal, el cromatismo, la sonoridad y el ritmo. En los temas, lo exótico, lo mitológico y también su mundo interior arrebatado o desgarrado. Poesía que llama la atención por la versatilidad: frívola e intrascendente, sensual, patriótica, grave y angustiada. Siempre buscó la belleza por medio de la palabra; para él estaba claro la supremacía del Arte por encima de todos los intereses humanos.
El primer libro importante fue Azul (1888, segunda edición ampliada en 1890). Significa en su obra el momento de búsqueda, la influencia francesa de Víctor Hugo y los parnasianos, el preciosismo.
Prosas profanas (1896) es la culminación del Modernismo más exuberante y rotundo. Hay que destacar en este libro la sensualidad y el erotismo y el inicio de poemas sobre motivos españoles.
Cantos de vida y esperanza (1905) es su obra más importante. Aparece una ampliación temática, desde su propia intimidad a la comunicación con los demás. El tono se ha profundizado y, en muchos poemas, se aprecia una mayor sencillez de expresión. Hay que destacar una serie de impresionantes poemas en los que expresa su propia amargura, angustia y temor. La preocupación política la defensa del mundo hispánico en contra de la colonización anglosajona, especialmente norteamericana, es otro aspecto digno de señalar.
El cantor musical de cisnes, princesas y fiestas galantes es, en este momento, el creador del estremecedor poema "Lo fatal".
Otros libros importantes son: El canto errante (1907) y Poema de Otoño y otros poemas (1910).
Miguel de Unamuno es una de las personalidades más destacadas de la literatura española del siglo XX. Nació en Bilbao en 1864 y vivió la guerra carlista. En Madrid cursa la carrera de Filosofía y Letras y después de varios fracasos, ganó en 1891 la cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, donde vivó casi toda su vida. En 1901 sería elegido rector de esa Universidad.
Tuvo una amplísima cultura antigua y moderna, filológica, literaria y filosófica. Fue un gran crítico de los distintos regímenes políticos en los que vivó y como consecuencia de su oposición a la dictadura del general Primo de Rivera fue desterrado (1924 - 1930) y se marchó primero a Fuerteventura y luego a Francia. Tras la caída del general vuelve triunfalmente a España y fue diputado durante la República. Ante las fuerzas de Franco su actitud inicial fue cambiante. Sin embargo su postura definitiva ante las fuerzas de Franco (con la famosa frase: "Vencereis pero no convencereis") le valió ser destituido y confinado en su domicilio, donde murió el último día de 1936.
Unamuno fue siempre un hombre inquieto y rebelde, paradójico y contradictorio, ferozmente individualista, siempre rindiendo culto a su propia personalidad. Luchador contra todo, en guerra consigo mismo, en continua tensión, no encontró nunca la paz, acosado de dudas religiosas y existenciales. Su vida estaba presidida por una intensa actividad intelectual, de incesante lucha consigo mismo.
En cuanto a su ideología, Unamuno fue militante del PSOE y manifestaba ideas socialistas en su juventud. Sin embargo con el paso del tiempo va perdiendo la fe y abandona su militancia política.
Unamuno cultivó todos los géneros - teatro, poesía, ensayos, prosa - todos ellos presididos por dos ejes temáticos recurrentes: España y el sentido de la vida humana. Se le ha considerado como uno de los primeros escritores existencialistas modernos.
Reflexionó sobre el pasado de España, su literatura y su historia y sobre su presente, sus males y la necesidad de una renovación espiritual, de nuevos ideales de vida para vencer la pereza y atonía españolas. En su recorrido por toda España retrata sus pueblos y tierras, su paisaje y paisanaje y dedica una atención especial a Castilla. Amó a España y se sintió español ante todo. "Me duele España" - decía Unamuno -; "¡soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo".
La preocupación por España queda patente en muchas obras: En torno al casticismo (1895) donde plantea la idea de la intrahistoria. En Vida de don Quijote y Sancho (1905) expresa su interpretación de la novela cervantina como expresión del alma española. Y acabó por sustituir el anhelo de europeizar a España por la pretensión de españolizar a Europa. La preocupación por España también se refleja en otras obras: Por tierras de Portugal y España (1911), Andanzas y visiones españolas (1922), .
Unamuno está preocupado por el hombre de carne y hueso, con sus angustias y problemas, con el sentido trágico de su existencia. Plantea el pavoroso problema de la personalidad humana; si uno es lo que es y seguirá siendo lo que es; la tensión entre el ser o la nada. En definitiva, el problema de Dios y de la inmortalidad, el saber si moriremos del todo o no.
Unamuno tiene un estilo que refleja con gran perfección los rasgos de su personalidad. Es sobrio y al mismo tiempo vivo y expresivo, despegado de viejas retóricas. Propone un estilo desnudo, frente a los estilistas que lo visten de galas. Pone en circulación muchos términos populares. Él mismo escribió que "quería sacara a ras de lengua escrita voces de la lengua corrientemente hablada, desentoñar y desentrañar palabras que chorrean vida según corres frescas y rozagantes de voca en oído y de oído en boca de los buenos lugareños de Castilla y León".
Juega con el idioma, inventa términos nuevos, desentierra el primitivo significado etimológico de las palabras. Además busca la densidad de ideas, la intensidad emotiva, la exactitud de sus descripciones, no la elegancia. Su lucha interna se aprecia en su gusto por paradojas, antítesis, exclamaciones.
Practicó todos los géneros. Sus cualidades como poeta fueron infravaloradas durante mucho tiempo, aunque en la actualidad se le tiene por uno de los grandes líricos del siglo XX. Es una poesía que se caracteriza por su gran riqueza de pensamiento; los principales libros son: Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velásquez (1920), Romancero del destierro (1928) y el Cancionero póstumo, Diario poético que fue publicado en 1953 y recoge poesías escritas entre 1928 y 1936.
También es autor de importantes novelas. Figura Unamuno entre los más decididos renovadores de la novela a principios de siglo que a él le servía como cauce adecuado para la expresión de los conflictos existenciales. Su primera novela fue Paz en la guerra (1897) , una novela histórica sobre la última guerra carlista. Con Niebla (1914) inicia lo que él denominó nivolas: frente a la novela tradicional presenta nuestro autor el enfrentamiento de las almas, de las pasiones humanas, sin paisajes, ambientes ni costumbres. Niebla plantea el problema de la existencia y la personalidad. El protagonista, Augusto Pérez, se rebela contra el propio Unamuno, porque se da cuenta de que no es más que un ser de ficción, manejado al capricho del autor, y le recuerda que también él, Unamuno, como ser humano, depende del capricho de Dios.En 1917 publicaría Abel Sánchez y en 1921 La tía Tula . Su obra maestra llegaría en 1931, San Manuel bueno mártir. Esta es la dramática historia del párroco de una aldea perdida que, entregado ejemplarmente a su pueblo y manifestándose como un santo, oculta el tremendo desgarro interior de la duda en la otra vida.
Escribió también numerosos libros de ensayo: En torno al casticismo (1902), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), Por tierras de Portugal y España (1911), Andanzas y visiones españolas (1922), Del Sentimiento trágico de la vida (1922).
Las obras dramáticas más importantes: Fedra (1910), El otro (1926) y El hermano Juan (1934). Son el intento de un teatro de ideas que resulta excesivamente esquemático y falto de acción dramática.
Azorín, cuyo verdadero nombre era José Martínez Ruiz, ha sido uno de los más grandes escritores españoles del siglo XX. Nace en 1873 en Monóvar, Alicante, y muere en 1967 en Madrid.
Estudió bachillerato en el Colegio de Escolapios de Yecla, Murcia, que ha recreado literariamente en "Las confesiones de un pequeño filósofo". Posteriormente estudia en las universidades de Valencia y Madrid, aunque sin entregarse de lleno a los estudios universitarios.
En 1896 se establece en Madrid donde colaboró en periódicos y revistas, fue crítico y traductor. Sus primeros años de vida literaria estuvieron marcados por el esfuerzo, la lucha contra la desatención y, en ocasiones, la hostilidad. Colaboró en periódicos republicanos - El País, El Progreso -, en otros de más importancia y difusión - El Imparcial. Luego, durante muchos años, en ABC y en revistas - Revista Nueva, Juventud, Arte Jo ven, Alma Española y España -, en el Diario de la Marina de La Habana y otras publicaciones hispanoamericanas.
Su vida fue tranquila y metódica. Protagonizó ligeras incursiones en la política y fue varias veces diputado entre 1907 y 1919 y, brevemente, subsecretario de Instrucción Pública. Durante algún tiempo fue partidario de La Cierva, a quien defendió en la prensa y sobre quien compuso un folleto y un libro.
Destacó también por ser un viajero extraordinario por España; en cambio, viajó muy poco al extranjero; durante la primera Guerra Mundial estuvo en Francia y luego, desde 1936 residió en París. En 1924 fue elegido por la Real Academia Española pero posteriormente dejó de asistir a sus sesiones.
En los últimos años vivió muy recluido en sus lecturas y paseos solitarios, animados por una tardía y vivísima afición al cine, del que se convirtió en incansable espectador y comentador. Azorín fue hombre silencioso, alto, algo grueso en sus años jóvenes, delgado y erguido en su ancianidad, de gran timidez y cortesía, lleno de bondad y mesura, a veces con una inocente ironía. Casado con Julia Guinda, ésta lo acompañó inseparablemente a lo largo de tantos años de meditación y labor.
Azorín es una de las principales figuras de la generación del 98, de su núcleo más estricto: junto con Baroja y Maeztu fue uno de "Los Tres". En 1893 publicó ya un folleto, La crítica literaria en España, con el seudónimo de "Cándido"; en 1894, con el seudónimo "Ahrimán", su primer libro: "Buscapiés". Se trata de escritos anteriores a su figura madura de escritor, que se inicia en 1900 con "El alma castellana" y en 1901 con la tragicomedia "La fuerza del amor"; dos obras en que se inicia en el arte de revivir los clásicos españoles, una de las dimensiones esenciales de la obra de Azorín.
Poco después surge el otro gran tema: la realidad de España, en su paisaje, en sus ciudades, en sus personajes de hoy. Antonio Azorín es el protagonista de "La voluntad" (1902) y "Antonio Azorín" (1903). En "Las confesiones de un pequeño filósofo" aparece el mundo de su infancia; en "Los pueblos", el dolor y la ternura de la tierra española. Ya es Azorín quien firma, identificado con su personaje, desde 1904. Durante veinte años va escribiendo algunos de los libros más entrañables de la literatura española: "La ruta de Don Quijote", "España", "Lecturas españolas", "Castilla", "Clásicos y modernos", "Los valores literarios", "Al margen de los clásicos", "El licenciado Vidriera", "Rivas y Larra", "Un pueblecito: Riofrío de Ávila", "El paisaje de España visto por los españoles", "Fantasías y devaneos", "Los dos Luises y otros ensayos", "Don Juan", "De Granada a Castelar", "Una hora de España" y "Doña Inés".
A partir de 1925 se inicia una crisis en la obra de Azorín. En el decenio siguiente publica una serie de "nuevas obras" definidas por la tendencia del momento, lo que Ortega denominó la "deshumanización del arte": "Félix Vargas", posteriormente titulado "El caballero inactual", "Blanco en azul", "Superrealismo". También cultiva el teatro: "Old Spain", "Brandy, mucho brandy", "Comedia del Arte", "El clamor", "Angelita", "Cervantes o la casa encantada" y "La guerrilla". Este período, de cierta vacilación, termina con la Guerra Civil.
Después de la Guerra Civil, Azorín se aproxima de nuevo a su estilo tradicional, sin dejar de buscar e innovar, con una tendencia creciente a la tenuidad narrativa y de la expresión. Entre sus mejores libros de los últimos veinte años se cuentan: "Españoles en París, Valencia, Madrid", "El escritor", "Cavilar y contar", "El enfermo", "María Fontán", "Salvadora de Olbena", "París", "Memorias inmemoriales", "Con permiso de los cervantistas", "Con Cervantes", "Con bandera de Francia", "El cine y el momento", "Pasos quedos", "Agenda", "Ejercicios de castellano". Por otra parte, se han publicado numerosos volúmenes de su labor de articulista, una edición de "Obras selectas" y unas "Obras completas".
Ramiro de Maeztu, Escritor e ideólogo español, nacido en Vitoria el 4 de mayo de 1875 y asesinado el 29 de octubre de 1936 en Aravaca, de madrugada, tras una saca de la madrileña cárcel de las Ventas, donde la República le mantenía detenido desde el 30 de julio de 1936.
Fue hijo de padre vasco y madre inglesa, factor que explica su entusiasmo por las instituciones británicas y su dominio del inglés así como su carácter de agudo observador de la realidad española, que estaba motivado también por la ruina familiar al hundirse los negocios en Cuba. En Inglaterra vivió 15 años y estuvo casado con una inglesa.
Hizo sus primeras armas periodísticas en Bilbao, a los 18 años. Posteriormente, entregado de lleno al periodismo, lo cultivó en Madrid y el extranjero. Fue corresponsal en Londres de La Correspondencia de España, Nuevo Mundo y Heraldo de Madrid, y corresponsal de guerra en Italia (1914-15). Fruto de su formación en la cultura político-económica sajona fue su obra en inglés "Authority, Liberty and Function in the Light of the War" (1916), que luego (1918) se convertiría en "La crisis del Humanismo".
Su postura intelectual le sitúa en la «generación del 98», que, nacida a raíz del desastre colonial de 1898, emprendió la tarea de buscar remedio a la decadencia española. Sin embargo, al igual que otros autores de la generación del 98 y por un largo y complejo proceso que tiene mucho de conversión espiritual, acabó repudiando a su generación, antitradicional y europeizante, rectificó su liberalismo anticristiano y afirmó rotundamente los que él definió como valores eternos de la raza.
El gobierno del general Primo de Rivera le nombró en 1928 embajador de España en Argentina. Allí tuvo ocasión de tratar con Zacarías de Vizcarra, el introductor en 1926 de la idea de la «hispanidad», de la que se ha dicho que Maeztu fue apostol.
En enero de 1931 propuso llamar Hispanidad a la revista que planeaba junto con Eugenio Vegas Latapie y el Marqués de Quintanar, en los días previos a la proclamación de la República del 14 de abril. Aunque esa revista se acabó llamando Acción Española, se abrió con su artículo La Hispanidad (15 diciembre 1931), primero de los que allí fue publicando a lo largo de 1932 y 1933, recopilados luego en su famoso libro Defensa de la Hispanidad (1934), la obra que le hizo más conocido y que influyó de manera determinante en la consolidación de una alternativa política hispánica frente a las pretensiones globalizadoras del comunismo soviético, en un proceso que, tras el fallido golpe de estado revolucionario contra la República burguesa de octubre de 1934, desembocó en el alzamiento militar de julio de 1936. Maeztu escribió también la presentación de la revista, que se publicó sin firma, y mereció el Premio Luca de Tena otorgado por el diario monárquico ABC. Desde el número 28 de Acción Española figuró Ramiro de Maeztu formalmente como su director, y lo fue hasta el último número, el de junio de 1936.
En abril de 1934 los artículos que hasta entonces había ido publicando en Acción Española sobre la Hispanidad, y que le habían permitido ir analizando y precisando tal idea, sirvieron para formar un libro, que sirvió para consolidar definitivamente el término propuesto por Zacarías de Vizcarra, y que se convertiría en la obra más influyente y conocida de Ramiro de Maeztu: Defensa de la Hispanidad, alegato en pro de la civilización hispánica y católica, en el que a los principios revolucionarios de «Libertad, Igualdad y Fraternidad» contrapone los de «Servicio, Jerarquía y Humanidad».
Vizcarra había propuesto en 1926, en Buenos Aires, el término Hispanidad para sustituir al de Raza, en el sentido que se le daba entre nosotros al hablar de Fiesta de la Raza; Maeztu desde 1931 se había convertido en el principal propagador de la nueva palabra, había desarrollado su significado en los artículos publicados a lo largo de 1932 y 1933 y acababa de aparecer en 1934 su libro en Defensa de la idea.
Cuando el doce de octubre de ese mismo año la Hispanidad iba a contar con una Apología de lujo por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Isidro Gomá, en la celebración oficial argentina del Día de la Raza ante las autoridades reunidas en el Teatro Colón de Buenos Aires esto provoca una enorme alegría en Maeztu que, al enterarse por la radio en Madrid del reconocimiento recibido al otro lado del Atlántico, corrió emocionado a contarle la buena nueva a Eugenio Vegas Latapie, más preocupado por los sucesos del momento: ese mismo día 13 de octubre de 1934, los cientos de golpistas asturianos contra el orden establecido, que querían consolidar a toda prisa su Revolución (bolchevique o anarquista) contra la República burguesa, lograron destruir el edificio de la Universidad de Oviedo, sus aulas e instalaciones, y reducir a cenizas sus archivos y la Biblioteca, eliminando así por fin una de las principales instituciones contrarrevolucionarias, instrumento odioso de la perpetuación ideológica de la burguesía oligarca y feudal, enemiga del pueblo.
El antiguo anarquista terminó militando en el grupo derechista de Renovación Española, desde el que se distinguió por su oposición al régimen republicano. Murió fusilado en los inicios de la Guerra Civil (29 octubre 1936
En Sevilla nace en 1875 Antonio Machado y Ruiz, hijo de un estimable folclorista. En 1883 se traslada la familia a Madrid y Antonio, como sus otros hermanos, estudia en la Institución Libre de Enseñanza. Continúa el Bachillerato en los Institutos de San Isidro y Cisneros (aunque no lo terminaría hasta los 25 años). Al morir su padre en 1893 y su abuelo en 1895 sobrevienen dificultades económicas y Antonio empieza un trabajo como actor teatral. En 1899 se traslada - con su hermano Manuel - a París donde trabaja como traductor y entra en contacto con la vida literaria parisiense. Posteriormente, en una segunda estancia en París (1902) conoce a Rubén Darío, con quien le unen mutuos lazos de admiración.
La publicación de Soledades (1903) lo revela como poeta extraordinario.
En 1907 obtiene la cátedra de francés en el Instituto de Soria. Allí pasa una etapa fundamental de su vida. En 1909 se casa con Leonor Izquierdo, una muchacha de 16 años, aunque tres años después, en 1912, ésta fallece en Soria. Antonio, desesperado, abandona la ciudad castellana y se traslada a Baeza. No obstante su corazón queda en Soria.
En 1919 se traslada a Segovia donde desarrolla una intensa actividad de cultura popular. Es elegido miembro de la Real Academia Española en 1927. Conoce por entonces a Pilar Valderrama, la Guiomar de sus últimos poemas amorosos. Y en 1931 obtiene una cátedra en el Instituto Calderón, de Madrid (más tarde pasará al Instituto Cervantes).
En Madrid le sorprende la guerra. Firme partidario de la República, tiene que trasladarse a Valencia; en un pueblecito vecino, Rocafort, vive y escribe en defensa de su España, hasta 1938, en que va a Barcelona, para refugiarse al año siguiente en Francia con su madre. Ambos, muy enfermos, son acogidos en un hotelito de Collioure, donde el 22 de febrero de 1939 muere el poeta. Tres días después fallece su madre.
Empleó con mucha frecuencia la rima asonante, las formas de la lírica popular - romances, coplas y cantares - y de la culta, el soneto, la silva,...
Su poesía es el resultado de la conjunción de una extremada sobriedad y sencillez formal con la emoción sincera y humana. "Desdeñoso de complacencias fáciles y de vanidades de los sentidos" (según Pedro Salinas), elimina toda retórica excesiva, metáforas brillantes, vocabulario rebuscado, elementos decorativos y virtuosísismos técnicos, quedando reducido al más puro y auténtico lirismo.
El mundo poético de Machado fue siempre coherente y unitario según lo arriba indicado, pero se puede observar una evolución que, manteniendo esa línea fundamental, comienza con una poesía modernista, dentro de un tono intimista muy sobrio y personal, para abrirse después a las preocupaciones propias del 98: España, los demás, el nuevo sentimiento ante el paisaje,... Su trayectoria termina en una poesía de contenido ideológico - filosófico, de carácter sentencioso y epigramático (composiciones breves, concisas y agudas, que expresan un pensamiento festivo, irónico o satírico).
El libro Soledades aparece en pleno apogeo del movimiento modernista, lo que es bien visible en la mayoría de los cuarenta y dos poemas que lo componen. Predomina en ellos el tono melancólico y doliente, la anécdota argumental es prácticamente inexistente y los temas son los característicos del intimismo posromántico: el amor, el paso del tiempo, la soledad, la infancia perdida, los sueños, ... Pretende Machado captar en sus versos lo que él denomina universales del sentimiento:
Pensaba yo que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu: lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con voz propia, en respuesta animada al contacto del mundo. Y aun pensaba que el hombre puede sorprender algunas palabras de un íntimo monólogo, distinguiendo la voz viva de los ecos inertes; que puede también, mirando hacia dentro, vislumbrar las ideas cordiales, los universales del sentimiento
Es ya muy característico el empleo de símbolos, con los que el poeta desea escudriñar el misterio de lo escondido: el camino, el espejo, el cristal, el laberinto, la fuente, el río, el mar, el jardín, el crepúsculo, la tarde, el otoño ... Sus significados son muy diversos y a veces cambiantes según los textos.
En la segunda edición de 1907 se acentúa la línea intimista. El recuerdo, la memoria, el sueño, evocan constantemente un pasado perdido. Se incorporan nuevos símbolos como el de las galerías del alma con el que Machado pretende dar cuenta del interior de la conciencia. Es notable una sensación general de angustia tanto por el fluir incontenible del tiempo como por la premonición de la muerte. Dios aparece también en algunos poemas entrevisto en un sentido muy unamuniano: racionalmente inexistente pero vitalmente deseable.
El sentimiento del paisaje es muy acusado y característico: la realidad exterior queda impregnada del estado emocional del poeta, de modo que la fusión en la poesía de Machado de paisaje y alma hace en ella bueno el famoso principio simbolista de que "el paisaje es un estado de ánimo".
En Soledades, bajo la diversidad de motivos e imágenes, puede advertirse una obsesión permanente: la búsqueda del yo, el desazonado interrogatorio sobre la propia identidad. Tema muy romántico, pero que Machado formula más desde la sensibilidad contenida de un Bécquer, que desde la actitud declamatoria del Romanticismo sonoro.
En realidad, diversas tradiciones poéticas confluyen en Machado (Realismo, Romanticismo, poesía popular, simbolismo, decadentismo).
Estos presupuestos: claridad, pero no sencillez, poesía en un tiempo irreversible, pobreza retórica, sí, y, añadimos, intimismo más allá de las anécdotas, es lo que Antonio Machado nos entrega en su primer libro, lo que seguía vivo cuando se desdobla en otros poetas y en sofistas retóricos. Es el nacimiento de su poesía de siempre con unción becqueriana, en el espíritu y en la forma. La palabra sobre la que gira el mundo lírico del primer Machado es tarde [...]. De los 96 poemas de que consta el libro, 36 de ellos hacen referencia a tarde y a sus sinónimos -totales o parciales - ocaso, sol que muere, crepúsculo, muere el día [...].
EL AGUA: inexorable fluir del tiempo (agua es la fuente - ilusión y también monotonía del vivir -; el río - fluir de la vida -; el mar o el agua quieta- la muerte, donde desemboca "el río" símbolo de raíz manriqueña ("Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar")
· LA FUENTE el agua que brota, símbolo de anhelos, de ilusiones
· EL CAMINO: la vida en su devenir (transcurso), como peregrinaje y búsqueda
· EL AIRE: libertad del hombre
· EL FUEGO: la poesía amorosa
· LA TIERRA: la realidad solitaria
· LA TARDE: momento propicio para la meditación; decaimiento, apagamiento, melancolía, nostalgia, expresión de la lucha entre la luz y las sombras; premonición de muerte
· LA CRIPTA, EL LABERINTO O LAS GALERÍAS: la búsqueda del mundo interno, del alma
· EL ESPEJO: el lugar donde se proyectan los recuerdos y los sueños
· LA COLMENA: la creación poética
· EL JARDÍN: la intimidad
Todos estos signos simbólicos se relacionan directa o tangencialmente con el elemento fundamental que golpea con insistencia en los versos de Machado: el tiempo. La poesía, dice, es "palabra esencial en el tiempo"; es, añade, el diálogo de un hombre con su tiempo, con el tiempo de su existencia. El poeta ha de abordar una doble tarea, en cierto modo contradictoria: captar la esencia de las cosas (el misterio del hombre y del mundo) y expresar el tránsito del tiempo (el fluir de la vida): esencialidad y temporalidad son, por tanto, los dos supuestos básicos de la poesía machadiana. El poeta ahondará en los enigmas de la vida e intentará desesperadamente aprisionar en sus versos el incesante fluir del tiempo.
La temática de Soledades gira en torno a unas hondas cuestiones: el tiempo y el fluir de la vida humana, la muerte y el problema de qué hay más allá, el problema de Dios... En suma, las cuestiones centrales de la condición humana, vista como una existencia doliente y azarosa. Con estos temas centrales se engarzan otros: la infancia perdida, los sueños, los paisajes, que enmarcan sus meditaciones y el amor. El tema del amor da a su poesía momentos muy intensos, si no muy abundantes. Y parece más bien un amor soñado y no realizado [...], o un amor perdido, mustio, muerto (con inequívocas notas becquerianas).
Los sentimientos ("universales del sentimiento") que, en consonancia con tales temas, dominan en el libro, serán, ante todo, ese sentimiento de soledad que le da título, y la melancolía, la tristeza, el hastío ante la monotonía o el vacío de vivir, la angustia vital, en fin: Sentimientos "universales", si se quiere, pero que llegan a Machado y a los poetas modernistas como herencia inequívocamente romántica. Temas y sentimientos, pues, compartidos con otros, con una tradición.
Publicado inicialmente en 1912, con las posteriores adiciones, Campos de Castilla consta finalmente de cincuenta y seis poemas. En ellos se advierten cambios fundamentales con respecto a Soledades: se atenúan considerablemente el subjetivismo y la introspección y, por el contrario, pasa a primer plano la realidad exterior.
Si en Soledades el paisaje, lindante con el sueño, tiene un carácter simbólico en el que se proyecta el yo íntimo, en Campos de Castilla aunque conserva cierto simbolismo, es ya de inspiración más objetiva y, más que recrear una atmósfera sentimental propicia a la meditación, se describen paisajes reales, que, muchas veces, se pueblan de presencias humanas o aluden a circunstancias históricas.
El yo del poeta pasa a un segundo plano y se abre a los otros. Es como si Machado pretendiera superar el característico intimismo de Soledades y buscara ahora en los demás las claves de una realidad que no había hallado respuesta satisfactoria en el buceo introspectivo de las galerías de su alma. De hecho, en 1922 y, pese a sus discrepancias con las nuevas orientaciones estéticas de las vanguardias, aplaudirá que la poesía escape "de la mazmorra simbolista", pues "estaba enferma de subjetividad".
En buena medida, Campos de Castilla supone la vuelta hacia cierta poesía realista como vía de salida del Modernismo simbolista.
En Campos de Castilla conviven poemas muy diversos. Así, de acuerdo con el título del libro, abundan los que describen los paisajes y las gentes de Castilla. Se da cuenta del pasado glorioso de estas tierras y su andrajoso presente. Al lado de textos puramente descriptivos, hay otros que pintan una visión negra de lo español.
Cuando, después de la muerte de Leonor, Machado recuerda las tierras castellanas desde Baeza, su visión de ellas es más lírica y emotiva y el paisaje aparece otra vez teñido de subjetividad.
También del período de Baeza son los poemas con cuadros de paisaje y tipos andaluces, en los que Machado - tras haber observado el mundo de latifundios, señoritos y miseria - presenta una dura visión de la España tradicional religiosa y conservadora, desde una ideología abiertamente progresista.
Un nuevo tipo de poesía hace también su aparición en Campos de Castilla: la poesía sentenciosa de tipo filosófico y moral que integra la serie Proverbios y cantares. En estos poemillas Machado aúna sus preocupaciones filosóficas y existenciales, cada vez más presentes en su vida y en su obre, con las formas estróficas populares, todo ello envuelto frecuentemente en una sutil ironía.

José Ortega y Gasset nació en Madrid el 9 de mayo de 1883. Su padre, José Ortega y Munilla, dirigía el periódico "El Imparcial", propiedad de la familia de su madre, Dolores Gasset, perteneciente a la burguesía liberal e ilustrada de finales del siglo XIX. La tradición liberal y la actividad periodística de su familia determinarán la futura actividad de Ortega en un doble ámbito: en su participación en la vida política española y en su actividad periodística. Ortega publica numerosos artículos de prensa, culturales y políticos; además, el estilo periodístico puede reconocerse también en sus obras más técnicas y filosóficas.
Tras sus primeros estudios en Madrid, Ortega comienza en 1891 en Málaga los estudios de Bachillerato en el colegio de los jesuitas de Miraflores del Palo. Allí entra en contacto con otros jóvenes de la burguesía malagueña. Su próxima estación será Deusto donde comienza sus estudios en 1898, estudios que continuará, poco después, en la Universidad de Madrid. Son los años de la guerra hispano-norteamericana, y de la consiguiente pérdida de las colonias (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) que marcarán, como se sabe, la conciencia política y cultural de buena parte de los intelectuales españoles, elevando el tema de la decadencia de España al primer plano de la reflexión, así como el de la necesidad de una regeneración.
En 1902 obtiene la licenciatura en Filosofía y dos años después defiende su tesis doctoral. En 1905 viaja a Alemania (universidades de Leipzig, Berlín y Marburgo), donde entra en contacto con los neokantianos H. Cohen y P. Natorp, en 1906, asistiendo a sus cursos. Ambos ejercen una gran influencia en su pensamiento, aunque Ortega no se limitó a aceptar los principios neokantianos sin más, sino que adoptó una actitud crítica y constructiva ante ellos. En 1908 regresa a Madrid y en 1910 accede, por concurso, a la cátedra de Metafísica de la Universidad de Madrid. Ese mismo año contrae matrimonio con Rosa Spottorno y Topete.
Su actividad pública a partir de 1911 es agitada e incansable. Intenta llevar a la práctica sus ideas regeneracionistas. Con ese fin funda en 1914 la "Liga de Educación Política Española"; en 1915 la revista "España"; y en 1916 será cofundador del diario "El Sol". Al mismo tiempo publica sus primeras obras, como las "Meditaciones del Quijote", (en 1914), "El Espectador", (en 1916), iniciando el período perspectivista de su filosofía, que predominará en su obra hasta 1923.
En 1923 se instaura en España la dictadura de Primo de Rivera. Ese año fundará la "Revista de Occidente", de marcada oposición política a la dictadura, oposición que le llevará, en 1929, a dimitir de su cátedra en la Universidad de Madrid, continuando sus actividades filosóficas en lugares no vinculados anteriormente a la filosofía, como la Sala Rex y el Teatro Infanta Beatriz (actualmente el conocido restaurante Teatriz), impartiendo clases a modo de conferencia, algunas de las cuales serán recogidas posteriormente en su obra "¿Qué es filosofía?", y cuyos contenidos corresponden ya al período racio-vitalista de su pensamiento, iniciado en 1923.
En 1930 vuelve a la cátedra de la Complutense, bajo la dictadura de Berenguer, más tolerante que la de Primo de Rivera, aunque continúa su actividad pública. Ese mismo año publicará "La rebelión de las masas", una de sus obras más célebres. En 1931, junto con otros intelectuales de la talla de Gregorio Marañón o Pérez de Ayala funda la "Agrupación al Servicio de la República" y es elegido diputado a las Cortes Constituyentes de la recién proclamada II República por la provincia de León. Después de su experiencia parlamentaria retornará a la actividad académica publicando, en 1934, "En torno a Galileo", y en 1935 "Historia como sistema", siendo homenajeado ese mismo año por la Universidad de Madrid.
A raíz del golpe de estado de 1936 contra la II República, que dará lugar a la guerra civil española, Ortega se autoexilia, estableciendo su residencia primero en París, y luego en Holanda y Argentina, hasta 1942, año en que establecerá su residencia en Portugal. Al finalizar la segunda guerra mundial regresará a España, en 1945 y, aunque se le autoriza un ciclo de conferencias en el Ateneo de Madrid, no se le permite recuperar su cátedra de Metafísica, ante lo cual funda, en 1948, el "Instituto de Humanidades", donde vuelve a impartir docencia ante un público no universitario. En 1950 realiza un último viaje a Alemania, decepcionado ante las dificultades de su estancia en España, siendo nombrado en 1951 Doctor Honoris Causa por las universidades de Marburgo y Glasgow. Regresará a España en 1955, donde muere el 18 de octubre en Madrid.

martes, 29 de julio de 2008

SIGLO XIX

Los orígenes del romanticismo hay que buscarlos ya en el siglo XVIII, fundamentalmente en la filosofía y cultura alemanas, país, en el que se produce un movimiento llamado "Sturm und Drang" (tempestad y pasión) que propugna la creación literaria al margen de las reglas clásicas y revaloriza la expresión artística de vivencias y sentimientos.

Uno de los rasgos capitales del Romanticismo reside en su espíritu individualista. El Romanticismo equivale a la rebelión del individuo, a la violenta exaltación de la propia personalidad. El "yo", al que ahora se le tributa un culto frenético, constituye el máximo objetivo de toda la vida espiritual. El mundo externo apenas conserva otro valor que el de mera proyección subjetiva. Agudo egocentrismo que tiene sus raíces en la doctrina enciclopedista (defensora de la postura crítica intelectual) y en el mundo prerromántico (rehabilitador del mundo de las emociones personales).

El hombre romántico se caracteriza también por su aislamiento y soledad, temas básicos del Romanticismo. Su individualismo está marcado sobre todo por su conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de ser distinto de los demás, que en ciertos casos incluso deriva en un sentimiento de superioridad - su genio, su desgracia o infelicidad mayor que las de nadie -. Esta es la razón por la cual el yo del artista pasa a ocupar el primer plano de la creación. Los sentimientos expresados en las obras románticas son los de sus creadores, quienes expresan su insatisfacción con el mundo, su ansia de infinito, su búsqueda del absoluto, su amor apasionado, su deseo vehemente de libertad, sus estados de ánimo. Por este motivo la poesía lírica o la música son a lo largo de todo el siglo XIX las artes supremas.

El ansia de libertad : El ya mencionado individualismo del hombre romántico produce en él una protesta contra las trabas que hasta entonces tenían cohibido su espíritu, lo cual deriva consiguientemente en un ansia de libertad que se refleja en todas las manifestaciones de la época: el arte, la literatura, la música, la industria, el comercio, la conciencia.

Irracionalismo: Los románticos rechazan la razón y todo lo racional. Sus temas preferidos están relacionados con lo sobrenatural, la magia y el misterio. A estos románticos les falta un pensamiento sistemático y coherente; no comprenden ni interpretan el mundo de una forma global.

Subjetivismo: En el romanticismo se le concede una gran importancia a las emociones, los sueños o las fantasías. Como formas de conocimientos principales se aceptan la intuición, la imaginación y el instinto; es decir impulsos no racionales, marcados por los sentimientos. La pasión se considera una fuerza superior a la razón.

El espíritu idealista: Los románticos sienten una gran predilección por lo absoluto, lo ideal, en conexión con la filosofía idealista, esencialmente alemana, que se impone con fuerza en toda Europa durante la primera mitad del siglo. Por este motivo buscan desesperadamente la perfección, lo absoluto, lo cual explica, por una parte su necesidad de acción, su vitalismo, pero por otra, los anhelos insatisfechos que derivan en su frustración e infelicidad. Ese vago aspirar hacia un mundo superior al de las realidades sensibles y que la razón no acierta a definir, cristaliza a menudo en unos ideales concretos, que el romántico se impone como norte de su vida: la Humanidad, la Patria, la Mujer. Hacia estos objetivos concretos el hombre romántico dirige sus ardorosos afanes: el sentimiento filantrópico, el ideal patriótico y el amor, al que a menudo se le une un vago misticismo.

Angustia metafísica: Al haber perdido la confianza en la razón, el ser romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, lo cual da lugar a la desazón vital romántica. El romántico siente la vida como un problema insoluble. Su instinto le denuncia la existencia de fuerzas sobrenaturales que escapan a todo conocimiento racional y una invencible angustia sobrecoge su ánimo. Se sabe víctima de un ciego Destino sin justificación lógica e increpa a la Naturaleza, que contempla impasible su dolor. La idea de infinito preside su vida; de ahí su inquietud febril y su terrible desequilibrio. Este aspecto es, sin embargo, también motor de la creación artística en la búsqueda constante del romántico de respuestas y soluciones a las dudas y problemas que se plantean.

Choque con la realidad: Otro tema importante en el Romanticismo es el del desengaño que deriva del choque entre el yo hipertrofiado romántico y la realidad prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales. El romántico - arrastrado por las imágenes que él mismo ha creado en su interior - se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho lleva al hombre romántico, falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales, sociales, políticas o religiosas.

Evasión: Otro tema importante en el Romanticismo es el del desengaño que deriva del choque entre el yo hipertrofiado romántico y la realidad prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales. El romántico - arrastrado por las imágenes que él mismo ha creado en su interior - se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho lleva al hombre romántico, falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas morales, sociales, políticas o religiosas.

Nacionalismo: En el Romanticismo aparece una cierta obsesión por buscar las raices de cada pueblo en su historia, en su literatura, en su cultura, Es ahora cuando se inventa el concepto de pueblo como entidad espiritual supraindividual a la que pertenecen individuos concretos que comparten una serie de características comunes: lengua, costumbres, folclore. Así se comprende la revitalización de los antiguos poemas épicos y de las leyendas y tradiciones locales. Es evidente que estas ideas románicas se oponen frontalmente al espíritu universalista de la Ilustración.

La literatura preferida en el Romanticismo es aquella que por hallarse más apartada de lo clásico, responde mejor al gusto de la época: la bíblica, la medieval, la del siglo XVII no francés, y la contemporánea extranjera. De la Edad Media interesan Dante, la poesía popular - el romancero español, las baladas germánicas. Del teatro se destacan los nombres de Shakespeare, Lope y Calderón. Entre los modernos destacan Goethe, Heine y Byron en la poesía, Victor Hugo y Dumas en el teatro, Walter Scott en la novela.

SIGLO XVIII

El siglo XVIII - Contexto Histórico Durante los últimos decenios del siglo XVII y los primeros del XVIII se produce en Europa un cambio importante en todos los órdenes. Los valores y conceptos que presidían la sociedad del Barroco entran en crisis poco a poco, pero irreversiblemente. El cambio parte de Inglaterra y de un conjunto importante de intelectuales: físicos, filósofos, sociólogos, economistas... que ponen en tela de juicio los viejos valores de la sociedad y del saber tradicionales.
Cadalso, José (1741-1782) escritor ilustrado español, también considerado introductor del romanticismo en España.
Nació en Gibraltar y estudió en los jesuitas de Cádiz y después en París. Viajó por toda Europa contagiándose del espíritu de la Ilustración del momento. Fue cadete en el regimiento de caballería de Borbón y llegó al grado de coronel. Vivió en varias ciudades españolas, entre ellas Madrid, donde tuvo amores apasionados con la actriz María Ignacia Ibáñez, que parece ser murió en sus brazos. Amigo de Nicolás Fernández de Moratín y de Tomás de Iriarte, era uno de los asistentes a la tertulia literaria de la fonda de San Sebastián.
Dejó muchos textos autobiográficos y un epistolario extenso con escritores de la época. Publicó Ocios de juventud (1773), un poemario con regusto entre rococó y romántico. También compuso sátiras , muchas de ellas firmadas con seudónimo, como Kalendario manual y Guía de forasteros en Chipre para el Carnaval del año 1768 y otros, este texto circuló manuscrito, o la serie sobre Los eruditos a la violeta, textos mordaces en los que ridiculizaba el falso barniz cultural que tenían muchos de los petimetres que poblaban los salones del Madrid de la época.
Pero sus dos mejores obras son Cartas marruecas y Noches lúgubres. Cartas marruecas (1788-1789) es un libro en el que Cadalso finge una correspondencia entre dos amigos marroquíes, uno se encuentra en España y el otro en Marruecos, y el supuesto viajero, al que el autor le ha dotado de un gran sentido común, cuenta a su amigo lo que ve en España, por supuesto desde el relativismo de la diferencia de culturas. Cadalso aprovecha para dar su visión crítica sobre el carácter español, la política del momento y la historia de España.
Noches lúgubres apareció primero por entregas en el diario El Correo de Madrid desde 1789 hasta 1790, y después recopiladas en 1792 y 1798. El tema central es la noche y todo lo que sugiere en su aspecto lúgubre: féretros, cementerios, desesperanza y melancolía. No cabe duda de que fue un gran antecedente para el romanticismo español; por otro lado, dado lo novedoso del tema en su momento, se llegó a especular que el propio Cadalso era un profanador de tumbas que incluso había desenterrado el cadáver de su amada Ignacia.
También compuso algunas obras dramáticas, como La Numantina (perdida) y Don Sancho García (estrenada en 1781), pero la crítica literaria no les concede gran valor ni argumental ni estilístico.
José Cadalso, hijo de padre noble de Vizcaya y próspero comerciante (Cádiz) nació en el año 1741 y murió en 1782, durante el reinado de Carlos III. Creció bajo la influencia cultural de un tío suyo por parte materna, un jesuita, director de un colegio. Podemos decir por lo tanto que Cadalso recibió una buena educación y formación intelectual. Con 10 años empezó a ir a un colegio en París. Su formación intelectual la termina en Madrid.
Cadalso hablaba el inglés y el francés y conocía las ideas ilustradas del siglo XVIII. Dominaba las culturas clásicas y desarrolló un espíritu muy crítico. Cabe reseñar también que confiaba en la disciplina y el estudio riguroso como única forma de llegar a la sabiduría y la verdad.
Con 21 años Cadalso inicia una carrera militar, no muy exitosa, pero que fue su oficio. Se dedicaba a analizar la situación del país. Tras estudiarla procedía a criticar esta situación.

Las cartas marruecas están compuestas por 91 cartas no datadas que tratan del carácter nacional. En ellas se critican diversos aspectos de la situación del país. Estas cartas tenían el estilo de un libro de viaje. En ellas aparecen tres interlocutores: Gazel, Ben Beley y Nuñez. Gazel es un joven moro, miembro de la comitiva del embajador marroquí, al que abandona para conocer mejor la situación del país, integrarse entre la población cristiana, cuyo idioma posee para averiguar sus costumbres, su tradición, su historia, sus autores políticos, . Gazel le envía a su maestro, Ben Beley cartas en las que le informa sobre lo que ve en España. Ben Beley es un moro anciano, muy sabio, al que Gazel tiene en gran estima. Nuño Nuñez es un cristiano adulto, maduro, del que Gazel se ha hecho amigo. El cristiano procura instruirle a Gazel en lo que puede.

Cadalso (1741-82)
José Cadalso nació en el año 1741 en Gibraltar y estudió en los jesuitas de Cádiz, un prestigioso colegio, y después en París. Viajó por toda Europa, por Francia, Inglaterra y Holanda contagiándose del espíritu de la Ilustración del momento. Posteriormente ingresa en el ejército y en el año 1762 es nombrado coronel. Vivió en varias ciudades españolas, entre ellas Madrid, donde en el año 1770 Cadalso se enamora de María Ignacia Ibáñez, aunque antes de casarse, ella muere.
Todas las obras de Cadalso se producen entre los años 1770 y 1775, cuando aparecen "Noches Lugubres" y las "Cartas Marruecas" entre otros.
Cadalso se caracteriza, entre otras cosas por su amplia cultura, su refinamiento y su cosmopolitismo. Además era un gran conocedor de todos los ambientes culturales y valoraba los hechos por medio de la razón. Muere en 1782.
Cadalso y su tiempo (1741-82)
Cadalso vive durante el reinado de Carlos III (1759-88), una época, durante la cual España estaba dividida en las dos Españas ante la pugna entre tradición y progresismo. Aparece un movimiento denominado la "Ilustración" que pretendía el uso de la razón contra la tradición hereditaria. En este tiempo España se abre a las corrientes renovadoras europeas, sobre todo en Francia. José Cadalso defendía la postura de que ser afrancesado no significaba ser antipatriota sino progresista frente a la crítica hacia la pasividad del pueblo y su incultura. En aquella época una minoría hizo un esfuerzo importante con el fin de incorporar a España en Europa; sin embargo fracasó.



Papel del ensayo
-didáctico -poca importancia de la narrativa (inútil) -criterio de claridad sobre el criterio estético (tono sencillez + notable corrección) -género literario apto para textos científicos y eruditos
Cartas Marruecas
-Cartas Marruecas son un marco de ficción (exposición ideal para el autor) -Moda del siglo XVIII: enjuiciar costumbres extranjeras -Capacidad para expresar crítica -Cadalso mismo no llegó a publicarlas -Su publicación corrió a cargo del Correo de Madrid (1784) -Cadalso escribió las cartas entre 1773-4 -No se publicaron con anterioridad por censura -Finalidad de la obra: descripción y crítica del carácter de los españoles (tema: España) -Clara intención didáctica -Obra: Introducción, 90 cartas, 1 nota y protesta literaria -Influencias novelescas: trama, tono narrativo -Fingimiento de hallazgo en el prólogo, véase Quijote -Modelo: Lettres persanes de Montesquieau -Pesimismo -> Romanticismo -No hay orden temático:
1. Verosimilitud; temas van surgiendo 2. Reflejo del caos del mundo
-Carácter de una nación:
1. Clima del país 2. Gobierno, resultado de historia, corrección de vicios por educación y por el gobierno



-Comparaciones:
1. Situación presente con su pasado 2. España siglo XVIII y otras naciones europeas
-Consideraciones sobre naturaleza humana y mundo en general -Temas de las cartas: España, Europa y actuar humanamente -Temas históricos: alaba a los Borbones, critica paternalismo de Carlos III -Tema Sociedad del XVIII: contra malas costumbres, descripción de la sociedad, falta de libertad de las mujeres, coquetería femenina, lujo, moda -Anécdotas agilizan el estilo -Predominio del tono expositivo (propio género epistolar) -Alternancia de los distintos niveles (diálogo, descripción) -Multiplicidad espacial: es un libro de viajes
Personajes (corresponsales)
Aparecen tres personajes o corresponsales distintos en las "Cartas Marruecas". Gazel es el más joven de todos, de origen marroquí. Goza de una buena posición social y se relaciona con los cristianos en España. Mantiene una postura imparcial y objetiva y se muestra aparentemente ingenuo.
Ben Beley es el maestro de Gazel. Es un "venerado" anciano de origen marroquí que ha alcanzado el equilibrio personal y está por encima de juicios parciales.
Nuño es un ciudadano universal, de mediana edad, que ama la verdad. Con él se identifica Cadalso. Nuño escribe pocas cartas, pero inspira muchas a Gazel. Es progresista, pero ama la patria. Es cristiano, "hombre de bien", aunque también se caracteriza por su desencanto y refleja la falta de esperanza de los contemporáneos
Gaspar Melchor de Jovellanos




Biografía de Jovellanos (1744-1811)
Jovellanos es el representante más genuino de la Ilustración española. Fue un hombre culto, abierto, fecundo y ejemplar que se caracterizó siempre por un hondo patriotismo y una gran preocupación por los distintos problemas de España. Su espíritu crítico y renovador se plasman en una preocupación constante por reformar las instituciones y costumbres vigentes.
Es asturiano, nacido en Gijón en 1744 de familia noble. Tras sus estudios de filosofía y leyes se dedica a la vida pública: Sevilla, Madrid, Gijón,... Durante su estancia en Sevilla entra en contacto con importantes ilustrados de la época (Olavide,...). Su ejercicio en Madrid como alcalde de Casa y Corte y como miembro activo de distintas academias y otras instituciones le sirve para difundir las nuevas ideas.



Tras la muerte de Carlos III su suerte cambia: es apartado de la Corte con pretexto de un cargo en Asturias. En Gijón funda el Instituto de Estudios Asturianos, con el que pretende favorecer el desarrollo de la región. Además publica una obra - el Instituto - donde se enseñaba con espíritu crítico, abierto y moderno, ciencias naturales y lenguas modernas.
En 1797 Godoy le nombra Ministro de Justicia. Sin embargo las fuerzas reaccionarias opuestas a su espíritu reformador, promueven su cese y lo logran. De nuevo regresa a Gijón. Se le acusa de hereje entre otras cosas, y en 1801 es detenido y deportado a Mallorca donde es mantenido preso en la cartuja de Valldemosa y en el castillo de Bellver.
José Bonaparte le libera tras la invasión francesa (1808) y le ofrece un nuevo cargo de ministro. Jovellanos, con una salud muy deteriorada ya, lo rechaza sin embargo y no duda en ponerse al lado de quienes se levantaron contra los invasores. Es suya la frase: "Yo no sigo un partido, sino la santa y justa causa que sostiene mi patria."



Obra Literaria
La obra de Jovellanos es prolífica y muy variada. Se dedicó tanto a la poesía como al teatro, aunque lo verdaderamente importante son sus ensayos sobre política, historia y economía entre otras materias. Por su parte, su gusto artístico y sensibilidad caracteriza estos escritos de carácter técnico o político que pese a versar sobre temas que a priori podrían resultar áridos y seriosgozan de una gran viveza y de un gran colorido.
Entre la amplia obra en prosa de Jovellanos caben destacar su Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas (1790), el Informe sobre el expediente de la ley agraria (1794) . En estos textos propone reformas para el mejor funcionamiento de las instituciones y habla de la actual situación del país, de sus males y problemas y de las soluciones para mejorarla.
La temática de su poesía fue muy variada: amorosa, patriótica, satírica, ... y además quedan muchos otros escritos.

Biografía de Moratín (1760-1828)
Leandro Fernández de Moratín nació en Madrid en 1760, hijo del poeta y dramaturgo Nicolás Fernández de Moratín. Viajó por varios países europeos, sobre todo Francia, y perteneció al pequeño grupo de ilustrados españoles. Durante la guerra de Independencia se puso al lado de Jo sé Bonaparte y desempeñó el cargo de bibliotecario mayor. Al ser derrotados los franceses, se exilió en Francia y murió en París en 1828.
Fernández de Moratín destacó por ser un hombre inteligente y culto, de carácter introvertido y difícil. Formado en la cultura francesa y en la estética neoclásica fue u afrancesado, lo cual se debió, como sucedió con otros ilustrados, a su admiración por lo que Francia representaba en su época, y porque pensaba que de allí podía venir la renovación para España y la solución de sus males: el atraso cultural y la pobreza.


Obra literaria
Moratín escribió poesías satíricas y también otras en los diversos géneros de la lírica clásica: epístolas, odas y sonetos, romanes. Su producción poética se caracteriza fundamentalmente por la elegante contención y el equilibrio formal propios del neoclasicismo. Destacan los poemas: Lección poética , Sátira contra los vicios introducidos en la poesía castellana , La despedida y Elegía a las musas .
Entre su abundante obra en prosa, didáctico crítica, la más conocida es La derrota de los pedantes, una sátira contra los malos escritores.
Además, Moratín fue el mejor autor de teatro del siglo XVIII. Caracterizado por seguir fielmente las reglas del neoclasicismo, entre ellas las de las tres unidades, con lo que esto supone de limitación de posibilidades y de dificultad para una mejor aceptación por parte del público. Su idea, también, de la utilidad del arte, característica del siglo, hace que los temas se limiten a la crítica de costumbres. Moratín pretendía, como él mismo expresa, "poner en ridículo los vicios y errores comunes en la sociedad, y recomendar la verdad y la virtud".



Tres de sus comedias tienen un único asunto: la defensa de elección de los jóvenes para contraer matrimonio: El viejo y la niña , El sí de las niñas y El barón. La comedia nueva o El Café es una sátira contra los dramones extravagantes que se representaban en su tiempo. En La Mojigata satiriza la falsa piedad, la hipocresía.
Su comedia más famosa e importante es El sí de las niñas (1801) y tiene un argumento muy sencillo: Paquita es coaccionada por su madre, doña Irene, para contraer matrimonio con un maduro caballero, don Diego. Paquita está enamorada de un joven y apuesto militar, Carlos, sobrino de don Diego. Carlos y Paquita, a pesar del amor que se tienen, están dispuestos a renunciar a él, pero don Diego se entera y es él quien renuncia para que se case la joven pareja.
El sí de las niñas es una comedia de perfecta construcción, con caracteres bien diseñas y un diálogo natural y adecuadamente elaborado. Aunque en la actualidad su tema haya quedado trasnochado, en aquel tiempo significó un planteamiento progresista que intentaba denunciar unas costumbres y prejuicios sociales muy arraigados.

Introducción a la Ilustración
En el siglo XVIII se produce una importante transformación en el pensamiento y en la cultura europeos. En España el siglo se inicia con una nueva dinastía, la Casa de Borbón, que sucede a la casa de Austria. A la muerte de Carlos II, que muere sin descendencia, se produce una Guerra de Sucesión(1701-1713) entre los pretendientes al trono de España. Francia aspiraba a colocar en el trono a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Inglaterra y Austria, temerosas de la preponderancia francesa, forman con Holanda la Gran Alianza de la Haya (1701), reclamando la corona de España para el archiduque Carlos, hijo del Emperador Leopoldo I de Austria. La guerra concluye con los tratados de Paz de Utrecht (1713) y Rastadt (1714), cuando Felipe V es reconocido rey de España.
La ascensión al trono de Felipe V facilitó la entrada en nuestro país del pensamiento ilustrado. A través de Francia penetran en España las nuevas ideas racionalistas, acogidas con entusiasmo por un reducido grupo de hombres ansiosos de novedades culturales. Sin embargo, la evolución del pensamiento ilustrado en España fue sumamente lenta. La Ilustración se encontró con dos frentes reaccionarios, la nobleza y el clero, que entorpecieron la labor de los intelectuales. A esto hay que añadir la incultura de un pueblo aferrado a su pasado y a sus tradiciones y dominado ideológicamente por la Iglesia. (Aunque la Inquisición ya había iniciado su decadencia, todavía no había perdido su influencia. Un decreto de Julio de 1834 puso fin a la Inquisición). El pueblo, que no entendía las bases racionalistas de la Ilustración, recelaba de todo aquello que venía de fuera y, por tanto, era ajeno a la tradición cultural de España.


Definición: Ilustración
Pero ¿qué es exactamente la Ilustración? La Ilustración es el movimiento representativo del siglo XVIII provoca una profunda renovación en Europa y somete a una crítica racional de la visión del mundo, la filosofía, la cultura y las creencias religiosas aceptadas hasta el momento.
Según Kant (1724-1804), "la Ilustración es la salida del hombre de la minoría de edad e incapacidad para servirse, sin ser guiados por otros, de su propia mente. Y esta minoría de edad es imputable a él mismo porque su causa estriba no en falta de una mente, sino en la falta de decisión y de valor, del valor de utilizarla sin ser guiado por nadie. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia mente! Éste es el fundamento de la Ilustración.
Ideales del Hombre Ilustrado
Los grandes ideales del hombre ilustrado son:
· Predominio de la razón como pauta de la conducta humana;
· Creencia en un ideal de felicidad humana, que no se espera de las creencias religiosas como en siglos anteriores, sino del comportamiento racional del hombre;
· Un alto concepto de la utilidad


Estos ideales llevan una forma de actuar y de ser característica del hombre ilustrado:
· Disconformidad con toda forma de tradición anclada en la rutina; Un espíritu liberal y tolerante;
· Fe en la ciencia, de la que se espera la solución de los problemas humanos;
· Defensa de una cultura secularizada, pero no atea (admiten la existencia de Dios, pero ponen en duda el papel de la Iglesia, como intermediaria de Dios, y los dogmas de fe);
· Conciencia de fraternidad universal que les lleva a sentirse ciudadanos del mundo;
· pese a todo el progresismo de los ilustrados no fue un progresismo populista ni revolucionario. Esto se resume en la famosa frase de Federico II de Prusia: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo".
La Literatura
¿Qué repercusiones pueden tener las ideas ilustradas con respecto a la literatura?
El s. XVIII fue un siglo fundamentalmente didáctico. La prosa de pura creación artística fue escasamente cultivada. Se dio preferencia a la prosa útil, puesta al servicio de la difusión de ideas. El ensayo, que se prestaba admirablemente a los propósitos didácticos de los ilustrados, fue el género más cultivado. Los mejores ensayistas fueron Feijoo, Jovellanos y Cadalso.
La Ilustración

I.Contexto Histórico en Europa
En Europa se produce a finales del siglo XVII y principios del XVIII un cambio importante en todos los órdenes. Este cambio parte de Inglaterra, promovido sobre todo por la burguesía y es conocido sobre el todo con el nombre de la Ilustración .
Surge un espíritu crítico y se admiten la razón y la experiencia como las dos únicas vías de conocimiento. Se incrementa el espíritu científico en ese siglo y aparecen científicos y filósofos ingleses importantes como newton, Locke, Smith y Hobbes. En Francia surge una generación importante de intelectuales como Voltaire, Rousseau y Montesquieu. En este país también aparece en esta época la primera Enciclopedia, por Diderot, que se considera una de las causas de la revolución francesa.
II. Contexto Histórico en España
A principios del siglo XVIII se plantea en España la cuestión sucesoria con la muerte de Carlos II sin sucesión. Los candidatos al trono son Felipe de Anjou y el archiduque Carlos y tras una dura Guerra de Sucesión accede al trono el primero de los dos como Felipe V. Este es un monarca absolutista, que sin embargo facilita la entrada en nuestro país del pensamiento ilustrado y las ideas inglesas y francesas. Se promueven en España varias reformas en el siglo XVIII pero sin demasiado éxito por la oposición del clero, de la nobleza y de los propios destinatarios, el pueblo llano, que manipulado por la Iglesia seguía anclado en la tradición y mantenía el espíritu contrarreformista contra las ideas inglesas y francesas.
III. Cauces de Penetración de las nuevas ideas en España- Instituciones Culturales
Los grandes cauces de penetración fueron:
1. la obra y personalidad de Feijoo, racionalista, abierto y tolerante
2. las traducciones de libros franceses: la publicación - casi siempre clandestina - de libros y folletos que trataban de las nuevas ideas de la filosofía racionalista y del enciclopedismo; nacimiento del periodismo
3. cambio en las modas, usos y costumbres de algunos sectores de la nobleza y de la alta burguesía, que empiezan a viajar, por la influencia de la corte francesa è corte afrancesada
4. la política pacifista, reformadora y progresista de los reinados de Fernando IV y sobre todo Carlos III
Se crearon a su vez instituciones culturales de gran importancia para el desarrollo y elevación de la lengua. Se fundó por ejemplo la Biblioteca Nacional, la Real Academia Española de la Lengua que publica el Diccionario de la Lengua Castellana, la Ortografía y la Gramática de la Lengua Castellana. También comienzan a desarrollarse las tertulias literarias y aparecen las primeras publicaciones periódicas literarias y científicas.



IV. ¿Qué es la Ilustración?
La ilustración es el movimiento representativo del siglo XVIII que provoca una profunda renovación en Europa y somete a una crítica racional de la visión del mundo, la filosofía, la cultura y las creencias religiosas aceptadas hasta el momento.
V. Ideales del Hombre Ilustrado
Los ideales del hombre ilustrado eran:
· predominio de la razón como pauta de la conducta humana
· alto concepto de la utilidad
· comportamiento racional del hombre e ideal de la felicidad humana
VI. Forma de Actuar y de Ser Característica del Hombre Ilustrado
· espíritu liberal y crítico
· fe en la ciencia è solución de los problemas humanos
· disconformidad con toda forma de tradición anclada en la rutina
· conciencia de la fraternidad universal è se sienten ciudadanos del mundo
· crítica de la Iglesia como intermediaria entre Dios y el creyente



VII. Repercusiones de las ideas ilustradas en la literatura
La literatura ilustrada es fundamentalmente didáctica y crítica. El género dominante es el ensayo, por prestarse admirablemente a los propósitos de los ilustrados. Los principales ensayistas fueron Feijoo, Cadalso y Jovellanos. Otros géneros literarios como la prosa de pura creación artística no son tan cultivados en este siglo.
Dentro de la creación literaria del siglo XVIII se distinguen dos etapas principales.
Barroquismo y antibarroquismo
Son dos tendencias literarias enfrentadas que conviven en la primera mitad del siglo:
1. El barroquismo literario de los continuadores del Barroco del siglo XVII , es una literatura estereotipada, de expresión retórica y recargada, que repite una y otra vez las mismas formas y contenidos.
2. Los autores en contra de esta literatura decadente que era la postura oficial de la Academia con Feijoo e Isla como figuras.
neoclasicismo y prerromanticismo
1. Los autores neoclásicos siguen los ideales estéticos y las normas literarias del movimiento neoclásico francés y, en menor medida, también del italiano, y cultivan principalmente el género dramático y la poesía. En esta época se distinguen dos escuelas literarias: la escuela madrileña (Fernández de Moratín) y la escuela salmantina, a la que pertenecen Jovellanos y Cadalso, prosista y poeta andaluz, famoso por sus Cartas Marruecas , obra póstuma, en la que el moro Gazel escribe a su preceptor Ben Beley sobre las particularidades de la vida española y las opiniones sobre España de su amigo Nuño - trasunto literario del propio Cadalso-; mediante este recurso, tomado de Lettres persanes de Montesquieu, Cadalso pasa revista a los distintos aspectos históricos, sociales y culturales de la España de su tiempo, con afán crítico y de denuncia de los problemas , pero sin caer en posturas extremas, con un leve tono irónico y melancólico.
2. Los prerrománticos son, en parte, los mismos autores neoclásicos, pero considerados por sus obras de madurez y del final de sus vidas o en el cultivo de algunos géneros literarios. En las obras prerrománticas predomina la introspección, afloran los sentimientos personales, se intenta romper con el encorsetamiento de la expresividad y aparece una nueva visión de la Naturaleza: amable y riente o nocturna y desatada, pero en libertad, dinámica
Ilustración en España, comportamiento específico que tuvo en España este movimiento intelectual europeo que se desarrolló en el siglo XVIII hasta la Revolución Francesa. En el mundo occidental supuso, dentro del terreno del pensamiento, el paso de la edad moderna a la edad contemporánea. Propugnaba unos cambios de ideas y modos de interpretar el mundo que procedían del racionalismo a ultranza de la clase burguesa en ascenso. De hecho, rechazaba todo tipo de dogmatismos y, debido a ello, buscaba desplazar de las esferas de poder a la aristocracia y la iglesia. En español el término procede del francés Illustration, que en alemán se llamó Aufklärung y en inglés Enlightement, en ambos casos podría traducirse como 'iluminación', en el se ntido de 'hacerse la luz'.
Se ha discutido tradicionalmente la importancia, e incluso la misma existencia, de un movimiento ilustrado propiamente dicho y con características específicas en España. Así hacen Menéndez y Pelayo y Ortega y Gasset , entre otros, que en sus escritos buscaron la relación del supuesto movimiento ilustrado con las actitudes europeas del momento. La conclusión provisional a la que se ha llegado, y que se mantiene en el presente, es que en España no se trató de un periodo específico de la cultura, sino más bien de un ambiente general cuya capacidad de revocación y cambio llegó a constituir una de las etapas realmente importantes de la modernidad española.
Literariamente se produjo un enfrentamiento entre la continuidad y la reforma. Y no sólo debido a influencias externas, pues la confrontación fue bastante directa, pero pronto ahogada, en lo que se refiere a la defensa de una nueva razón crítica frente a la sensibilidad tradicional dominada por los prejuicios de una religiosidad y una concepción del poder ancladas en el pasado. También se produjo en los escritores ilustrados una profundización del valor del lenguaje literario, que oponían a la afectación, al tiempo que defendían la posibilidad de una coexistencia entre lo bello y lo pintoresco. En La poética, de Ignacio de Luzán, publicada en 1737, se abordaban estos asuntos que, además, suponían la contraposición del neoclasicismo con el barroco.


En realidad, y con objeto de evitar los enfrentamientos con los dogmas religiosos dominantes en la España de aquel tiempo, las teorías racionalistas nunca pasaron de moderadas, excepto en el terreno de lo satírico. Debido a esa moderación, algunos de los más recientes teóricos del pensamiento y la literatura han llegado a conclusiones en las que afirman que la difusión del nuevo espíritu resultó poco agresiva, por lo que la contraposición entre ilustración y tradición y conservadurismo aparece poco clara.
Suelen considerarse ilustrados dentro de la novela a Diego Torres y Villarroel, y al jesuita José Francisco de Isla , cuyas obras poseen cierta calidad literaria dentro de la prosa satírica, en la que tiene lugar una confluencia del humorismo realista de la picaresca y el barroco, con la mentalidad crítico-reformadora de su siglo. De hecho, ni la Vida, de Torres y Villarroel, ni Fray Gerundio, de Isla, son en sentido estricto novelas, y en principio demuestran el hundimiento de la novela española durante el siglo XVIII.
Por su parte, en sus escritos de carácter poco literario, el monje benedictino fray Benito Jerónimo Feijoo insiste en el valor de la razón y la experiencia en la búsqueda de la verdad, oponiéndose a supersticiones, milagros y falsas creencias religiosas, sobre todo en su obra El teatro crítico universal.


En la poesía tienen cierto interés Nicolás Fernández de Moratín y, sobre todo, Juan Meléndez Valdés, con su sentimiento de la naturaleza y exaltación del erotismo y la nueva sentimentalidad. En el teatro destaca sobre todos Leandro Fernández de Moratín , cuya obra El sí de las niñas plantea el problema de la educación de la mujer y su libertad para elegir marido, con una técnica teatral irreprochable.
En el ensayo es donde se encuentran los máximos exponentes de la Ilustración española, en primer lugar con José Cadalso , y sus famosas Cartas marruecas, primera manifestación española del ensayo breve, irónico, de contenido ideológico y estilo personal. Por su parte, Gaspar Melchor de Jovellanos , supone una auténtica síntesis de la época al estudiar los problemas locales, la construcción de carreteras o la explotación de las minas, así como el paisaje, la historia y la vida económica, destacando en este último terreno, donde aparece como el primer economista español de su tiempo.
La confluencia entre las ideas y la literatura , el didactismo y la crítica, el neoclasicismo y el espíritu enciclopedista, aparece patente en un género secundario y muy característico de la época, como es la fábula , entre cuyos cultivadores destacan Félix María Samaniego y Tomás de Iriarte .
Con todo, la Ilustración española no pasó de ser reformista, y con sus vacilaciones filosóficas y dudas estéticas, simplemente refleja los modelos franceses, sin llevarlos nunca hasta el extremo.